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La ruta de Telefónica para cumplir un objetivo de deuda que el mercado no se cree

La 'teleco' espera situar su apalancamiento en 2,35 veces el próximo ejercicio, pero los expertos no creen que ese objetivo esté a su alcance a medio plazo.

El escaso interés mostrado por los inversores en Telxius -que ha acabado con la cancelación de la operación- supone un obstáculo más en el complicado camino que afronta Telefónica para reducir su deuda. Las complicaciones para la empresa comenzaron después de que la Comisión Europea vetase la venta de su filial británica O2 a Hutchison por una cantidad cercana a los 13.000 millones de euros, una decisión que obligó a la operadora a diseñar un Plan B que, de momento, tampoco está funcionando. El mercado no recibió bien la noticia y ha comenzado a castigar al valor, que ayer cerró con una caída del 4 por ciento.

Los expertos no esperan que la compañía sea capaz de cumplir su objetivo de apalancamiento -que se sitúa en las 2,35 veces- a corto plazo: en 2016 prevén que su ratio deuda/ebitda se quede en las 3,1 veces y que en 2017 caiga hasta las 2,9, según FactSet.

Así, el fiasco de la operación de Telxius -achacado a las dudas sobre el negocio de cable submarino, que supone el 58 por ciento de la facturación- pone aún más presión sobre la teleco. Con los precios fijados en el folleto -la horquilla se situaba entre los 12 y los 15 euros-, podría haber ingresado entre 1.200 millones y 1.500 millones de euros en la que hubiese sido la tercera mayor colocación del año a nivel mundial. "Esta opv era el primer paso para definir la estrategia de desapalancamiento de su balance tras frustrarse la venta de O2. Con los fondos recibidos Telefónica pretendía reducir su deuda. Esto reducía presión sobre su rating y también moderaba las dudas sobre su política de retribución al accionista", explican desde Bankinter. No obstante, en Macquarie recuerdan que la operación "nunca fue transcendental en el proceso de desapalancamiento de Telefónica, si bien supone un bache en el mismo". Fuentes cercanas a la compañía explican que la empresa contempla ahora dos opciones: intentar colocar a su filial de infraestructuras en el parqué más adelante o vender parte a un inversor privado -siempre manteniendo el control de la firma-, una medida que ya empleó tras cancelar la salida a bolsa de Atento hace 5 años para acabar vendiéndola a un fondo de capital riesgo.

En las líneas maestras del plan de Telefónica también se incluía la colocación de O2 en el mercado y las dificultades para colocar Telxius siembran dudas sobre la capacidad de la operadora para continuar con su plan de desapalancamiento. "Esta noticia pone en evidencia la dificultad para vender activos de la operadora y reabre la incertidumbre", señalan en Bankinter. La venta de la filial británica se ha convertido en la principal bala que le queda a Telefónica para alcanzar su compromiso de deuda el próximo año. Con la salida a bolsa de O2, la operadora española podría obtener entre 3.000 y 4.000 millones, según señalan fuentes cercanas a la empresa, en una colocación que, en principio, estaría prevista para finales de este año.

Los planes de la compañía

Aunque el camino se ha complicado, Telxius se mantiene como una de las vías por las que Telefónica espera captar fondos, ya sea logrando colocar la participación en mercado más adelante o vendiendo parte del negocio. La compañía también se aferra a otros frentes para intentar cumplir el plan que el mercado, de momento, no le compra.

Como ya apuntó el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete, en un encuentro informal con periodistas, uno de ellos es la generación de caja que se espera obtener. Después de un primer semestre flojo, la compañía confía en lograr hasta 4.000 millones de euros en la segunda parte del año. Y que esta sigue en aumento el próximo año. Otro de los argumentos con los que la teleco intenta convencer a inversores y analistas son los 1.000 millones de euros que emitió en deuda híbrida, que en parte se computan como capital y las bajas necesidades de inversión que tiene vía capex y subasta de espectro. De hecho, desde Macquarie consideran que "al cancelar la opv de Telxius, Telefónica necesita un plan B", y apuntan a que no les sorprendería "que hubiera una nueva emisión de híbridos a corto plazo". "Es probable que se recurra a más emisiones de híbridos para compensar la salida de Telxius", coinciden en Fidentiis.

El dividendo, en el punto de mira

Aún así, desde Sabadell recuerdan que Telefónica "tiene que conseguir cerca de 8.500 millones de euros" para cumplir su objetivo de deuda y que, "si coloca un 30 por ciento de O2 a las valoraciones rumoreadas, conseguiría 3.500 millones de euros", por lo que "aún necesitaría otros 5.000 millones". A la hora de lograr estos fondos, las miradas de los analistas comienzan a fijarse en el dividendo, una política de la teleco que ha estado bajo el foco del mercado durante meses.

Tras el fracaso de la venta de O2, la compañía ha tenido que extender el pago del scrip, ya que abonar los 75 céntimos por acción en efectivo dependía de que se cerrase la operación. Así, el pago de 0,35 euros que resta para este año será en papelitos, si bien la fecha de la entrega está por confirmar. Sin embargo, la teleco sí que recuperó el pasado miércoles la amortización del 1,5 por ciento de su capital, una medida que va encaminada a reducir la dilución del scrip y que fue aprobada en la junta de accionistas tras suspenderla, ya que también estaba supeditada a la venta de su filial británica a Hutchison.

Así, los analistas ya han puesto la retribución de la empresa bajo su lupa. "Más allá de la posible venta de otros activos, el mercado volverá a poner en duda el dividendo por acción, cuya cancelación total aportaría cerca de 2.160 millones de euros de ahorro", explican desde Sabadell, donde estiman "una retribución de 60 céntimos por acción en efectivo a largo plazo". Mientras, desde Bernstein apuntan: "Vemos a la directiva de Telefónica sin otra opción que no sea eliminar completamente el dividendo en efectivo en 2017 para tener una opción de luchar por alcanzar su objetivo de apalancamiento".

En esta misma línea, los analistas de Bank of America señalan en una nota recogida por Bloomberg que "la compañía podría verse presionada para revisar su dividendo después de cancelar la opv de Telxius". Los 40 céntimos por acción en efectivo suponen un desembolso anual de casi 2.000 millones y los 35 céntimos en scrip, con una aceptación similar a la de los últimos años, implican abonar 300 millones.

Con el elevado endeudamiento con el que cuenta la compañía -acabará 2016 como la tercera teleco más apalancada entre las grandes del Viejo Continente (ver gráfico)-, una de las principales preocupaciones del mercado es el rating de la compañía. Las tres principales firmas de calificación sitúan su nota dos peldaños por encima del bono basura, pero la teleco está amenazada por Moody's.

La agencia le otorga una calificación de Baa2 a su deuda, pero con una perspectiva "negativa", por lo que si degradase su rating se quedaría al borde de perder el grado de inversión. Recientemente, Fitch redujo su nota hasta BBB para: "reflejar la expectativa de que es improbable que Telefónica reduzca su endeudamiento de manera orgánica en 2016 como habíamos previsto inicialmente". En Generali valoraron como "más que justificada" la acción de Fitch, "considerando que el alto endeudamiento de Telefónica es significativamente más elevado que el de otras telecos europeas que tenían el mismo rating".

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