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¿Se convertirá Japón en el primer manipulador de divisas de los últimos 22 años?

El pasado mayo, el ministro de Finanzas japonés, Taro Aso, ya dejó entrever su intención de intervenir el mercado de divisas nipón para corregir la presión alcista que sufría por aquel entonces el yen. Una apreciación que se ha visto acrecentada por la decisión del referéndum británico a favor del Brexit, que ha llevado al dólar estadounidense a cambiarse en los 101 yenes e incluso por debajo de los 100 yenes. Una situación que dificulta los planes del Banco de Japón y que ha motivado que el propio primer ministro nipón, Shinzo Abe, se sume al grupo de los que abogan por una posible intervención.

Según informan desde el Consejo de Relaciones Internacionales (CFR, por sus siglas en inglés), el yen ha experimentado una revalorización del 20% en el último año, con una cuarta parte de dicho impulso teniendo lugar en las últimas dos semanas desde el shock provocado por el voto a favor del Brexit.

"Cuanto más suba el yen, más peligro habrá de un descarrilamiento en los planes del Banco de Japón, que implican la compra de activos y tipos negativos, para alejar al país de la deflación y conseguir el objetivo del 2%", explican Benn Steil y Emma Smith, expertos del CFR.

Si las amenazas de Aso y Abe llegasen a materializarse y Japón comenzase a comprar dólares para rebajar el valor del yen, este movimiento se postularía como la primera intervención directa del mercado de divisas desde 2011. Un hecho que se vería recrudecido con las represalias del Departamento del Tesoro de EEUU, que calificaría al país de ser un "manipulador de divisas".

El pasado abril, el equipo liderado por Jack Lew ya avisó que Japón cumplía con dos de los tres criterios para que EEUU considere que un país gestiona su divisa de forma inapropiada con intención de alcanzar una ventaja competitiva frente a otros países. En estos momentos, el superávit comercial de Japón con EEUU supera los 20.000 millones de dólares y el superávit por cuenta corriente supera el 3% del PIB.

Si Japón realizase una intervención que supere los 10 billones de yenes, el ejecutivo de Abe cumplirá con el tercer factor para ser considerado un manipulador de su divisa. Según Steil y Smith esta marca no es difícil de batir si tenemos en cuenta que en 2011, Japón vendió 14 billones de yenes y alrededor de 35 billones entre 2003 y 2004.

De darse la situación en que EEUU califica oficialmente a Japón de manipulador de su divisa, algo que ocurrió por última vez en 1994 con China, las consecuencias podrían ser importantes. Si en el año posterior a este hecho Japón no corrige su trayectoria se pondrían en peligro las relaciones comerciales entre ambos países y se podría pedir que el FMI tome cartas en el asunto, entre otras acciones. "Este hecho puede afectar directamente al Tratado de Libre Comercio con Asia Pacífico, que incluye a 12 países", avisan.

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