
Científicos y deportistas vienen acentuando su recelo sobre continuar con la celebración de los Juegos Olímpicos este agosto en Río de Janeiro por la amenaza del virus zika. Decenas de miles de contagios se han detectado ya en Brasil, donde no solo están en juego las medallas, sino una tarta de miles de millones de la que Nike tiene reservada una buena porción.
A comienzos de abril, el propio Comité Olímpico de Brasil (COB) pidió al fabricante de ropa deportiva que pensara en prendas de manga larga para vestir a los atletas y reducir el riesgo de que sufran picaduras de los mosquitos que portan el virus zika, para el que todavía no se ha desarrollado un tratamiento eficaz. Nike es líder mundial en la producción y venta de prendas deportivas y la única firma del sector que es proveedora oficial de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, pero el filón que supone para su negocio este evento, que previsiblemente se celebrará entre el 5 y el 21 de agosto, puede convertirse en una pesadilla.
Mensajes como el del COB se han repetido en los últimos meses. El comité organizador de los Juegos ya aseguró a principios de año que instalará mosquiteras en las habitaciones de todos los deportistas, aunque no parece que este tipo de acciones preventivas haya tranquilizado a muchos de ellos.
Pau Gasol, una voz más que autorizada del deporte mundial, reavivó esta semana las dudas sobre la conveniencia de celebrar la cita olímpica en Brasil. "La situación es de gravedad y el desconocimiento es grande", aseguró el lunes ante los medios de comunicación. El mejor jugador de la historia del baloncesto español advirtió que está "valorando" acudir o no a los que podrían ser sus últimos Juegos.
Unos días antes, una carta firmada por 170 científicos y dirigida a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y al Comité Olímpico Internacional (COI) alertó sobre que "la consecuencia más clara de mantener la celebración es que se aumentará el riesgo de difusión del virus y de la enfermedad". La misiva instó a ambas instituciones a que el evento se aplace hasta que desaparezca la amenaza del virus o a que se traslade la sede. La OMS emitió un comunicado en el que asegura que no existe justificación sanitaria para suspender o trasladar los Juegos Olímpicos, pero para firmas como Nike el riesgo es real. "El crecimiento que se espera que protagonice entre julio y septiembre se corresponde con la demanda que crean los Juegos Olímpicos y la Eurocopa de fútbol", explica Citi.
El consenso de mercado estima que el primer trimestre de su próximo ejercicio fiscal, que empieza en julio, el fabricante estadounidense ganará 1.213 millones de dólares, un 3% más que en el mismo periodo del curso anterior. De cumplir con las previsiones, registraría además el mayor beneficio trimestral de su historia.
Erinn Murphy, analista de PipperJaffray, coincide en que los Juegos Olímpicos son "claves" para Nike. "Las ventas se expandieron más rápido en los últimos meses, como suele ocurrir cuando se acercan grandes eventos deportivos", continúa la experta. "Nike mejorará sus resultados los próximos años respecto a 2015, en el que no hubo acontecimientos de la envergadura de la cita olímpica", incide Chen Grazutis, experto del servicio de análisis de Bloomberg. Así lo cree también el conjunto de analistas que sigue su cotización, que estiman que en 2017 elevará su beneficio neto hasta los 4.203 millones de dólares, un 30% más que en 2015.
La importancia de los Juegos Olímpicos no se reduce al tirón de ventas que significa el evento, sino a la incursión en uno de los grandes emergentes, en los que solo consigue un 13% de su cifra de negocio. Según Chen Grazutis, "el crecimiento de Nike depende de su capacidad para acelerar las ventas entre el público femenino, así como en China y en otros emergentes, además de conservar su posición dominante en baloncesto".