
Plataformas como GrubHub y su homóloga Seamless se han convertido en una referencia indispensable para cualquier neoyorquino que tenga aversión a la cocina. La primera, que comenzó a cotizar en bolsa en la primavera de 2014, se aseguró de reforzar su posición antes de su estreno bursátil con una fusión con Seamless, lo que dio lugar a una compañía que procesa más de 90.000 pedidos a domicilio al día.
La suerte de GrubHub, una startup poco antes de cotizar públicamente, sirvió de base para impulsar otras plataformas y aplicaciones orientadas a la distribución de comida a domicilio. No sólo aquí en Estados Unidos sino a lo largo del mundo. Empresas como Ele.me, Delivery Hero, FoodPanda o Munchery han sido algunos de los nombres más sonados entre entidades de capital de riesgo e inversores de la guarda. De hecho, según datos de la consultora CB Insights, si en 2012 se rubricaron 58 rondas de financiación dentro del sector, el año pasado dicho numero ascendió hasta las 259. En 2015, los inversores llegaron a invertir hasta 5.400 millones de dólares en estos menesteres.

Entre las financiaciones más destacadas, resaltaron la de Ele.me, con una recaudación de 2.200 millones de dólares el año pasado, Delivery Hero, con 563 millones de dólares y Womai, con 220 millones de dólares. Sin embargo, el auge de este sector parece haberse frenado en lo que llevamos de año mientras todopoderosas compañías, como Amazon, prometen llevarse una importante cuota de mercado a medida que estrenan sus propios servicios de entrega de comida a domicilio.
El imperio ingeniado por Jeff Bezos estrenaba el pasado martes en Manhattan su servicio de entrega a domicilio. Los miembros de su servicio Prime pueden disfrutar de entregas gratuitas de más de 350 restaurantes, como Blue Ribbon Fried Chicken o Momofuku Milk Bar. Amazon también ofrece este servicio en Dallas y eleva a 10 las ciudades en las que reparte comida a domicilio sin coste alguno. Recordemos que Seattle, donde Amazon tiene su sede, fue la primera urbe en disfrutar de este servicio.
Como suele ocurrir con Bezos y sus chicos, su forma de desbaratar el mercado llega en esta ocasión con el hecho de que Amazon no cobra por sus entregas a sus clientes ni tampoco permite que los restaurantes puedan incrementar sus precios, aunque las propinas se cobran por defecto con una cantidad recomendada del 10% de la compra. Según el New York Post, Amazon cobra a los restaurantes el 27,5% de cada pedido que recibe frente al margen de entre el 12% y el 24% de GrubHub y Seamless. Otros servicios como Delivery.com, DoorDash, Postmates o Caviar cobran entre un 15% y un 23% a los restaurantes que suscriben sus servicios.
En lo que llevamos de año, las acciones de GrubHub se han dejado un 8,8% y en el último año han borrado un 44,7% de su valor. Desde su estreno bursátil el 11 de abril de 2014, sus títulos han caído un 35,1%. Aún así, los pedidos online a través de webs y aplicaciones crecieron aproximadamente un 26% en 2015, hasta los 7.700 millones de dólares, lo que supone un 24% del negocio total de pedidos a domicilio, un mercado de 32.000 millones de dólares, según la firma de análisis Cowen & Co.

Cadenas de pizzerías, como Domino´s, siguen dominando a día de hoy un 45% del mercado mientras que se espera que este año el mercado online de pedidos pueda crecer un 28,5%. Dicho esto, como estiman desde CB Insights, el arranque del año no ha sido muy halagüeño para las startups del sector, que en el primer trimestre del año acumularon 609 millones de dólares en financiación, su peor cifra desde los últimos 3 meses de 2014.