
Octubre de 2015. En unas jornadas sobre instituciones de Inversión colectiva organizadas por Deloitte y APD las grandes gestoras españolas invitadas al evento coincidían en una cosa: había que eliminar la palabra garantizado de la oferta de fondos y, no, ninguna se planteaba el lanzamiento de nuevos productos de este tipo.
Han pasado cinco meses desde entonces y en este periodo los mercados han tenido que lidiar con un desplome en el precio del petróleo, una crisis económica china en aumento, el principio del fin de la política acomodaticia de la Fed y las nuevas medidas de estímulo anunciadas por el BCE hace apenas dos semanas, entre otras cosas.
Episodios todos ellos que han convertido a la volatilidad en la gran protagonista del mercado y que han variado totalmente las estrategias de inversión de las gestoras nacionales de una forma dramática.
Y es que la misma banca que hace apenas cinco meses anunciaba la muerte de los fondos garantizados, ahora ha optado por resucitarlos y un ejemplo de ello se ve en que desde principios de año la CNMV ha aprobado el registro de ocho fondos garantizados, el 24% del total de nuevos productos que han visto la luz en este 2016. ¿A qué obedece esta resurrección?
"Un gran porcentaje de los inversores españoles está acostumbrado a la tranquilidad de los depósitos y de los fondos garantizados y, ante una situación de inestabilidad como la vivida estos meses pasados y la posibilidad de que se repita en los próximos meses, ha aumentado la demanda de garantizados. Las entidades no han hecho más que satisfacer esta demanda para retener patrimonio de sus clientes", apunta Paula Mercado, de VDOS.
Esa es precisamente la explicación de las grandes gestoras a las que ha preguntado Inversión a Fondo. Así, Ana Rivero, responsable de Producto y Market Intelligence de Santander AM España, afirma que retomar el lanzamiento de nuevos productos de este tipo responde a que "la fuerte volatilidad de los mercados y las pérdidas con que se ha encontrado el inversor en sus productos de bolsa y/o mixtos han provocado la demanda de garantizados como opción muy conservadora para aquellos clientes que no quieren asumir la oscilación del valor liquidativo, y que entienden que el plazo de la inversión es básico para conseguir que la garantía tenga validez".
Esa búsqueda de seguridad y el hecho de que muchas gestoras hayan vuelto a situar al garantizado en un sitio preferente en sus escaparates explicaría por qué tras años de reembolsos netos en estos productos, los dos primeros meses del año hayan vuelto a registrar suscripciones netas positivas.
Las otras causas
Sin embargo, atender a la demanda de los clientes no parece ser la única razón que justifica la renovada apuesta de las firmas nacionales grandes por estos productos, más teniendo en cuenta que en los últimos años habían caído casi en el ostracismo, como demuestra el hecho de que en los últimos cinco años su patrimonio no haya hecho otra cosa que decaer.
Francisco Marín, presidente del Comité de Servicios a Asociados de EFPA España, recuerda en este sentido que "la gran diferencia entre colocar un depósito o un fondo garantizado es que los segundos no se incluyen en los balances de los bancos y cobran comisiones lo que beneficia a los bancos".
De hecho, según los datos de Morningstar, la comisión media que soportan los fondos garantizados es del 0,87% sobre el patrimonio, a lo que hay que sumar que muchos además cobran un gasto por suscripción de hasta el 5 por ciento o de reembolso de hasta el 3%. "La rentabilidad que ofrecen es similar a la del bono pero, claro, el banco no cobra comisiones por vender el bono", apunta Mario Lafuente, gestor de ATL Capital.
Aun así, que sean interesantes para los bancos no implica que no lo sean para los inversores, pero sólo para aquellos con una gran aversión al riesgo. "Sí puede tener sentido invertir parte, no toda la cartera, en un fondo de este tipo para minimizar el riesgo de la cartera, pero siempre asumiendo que también reducirá la rentabilidad de la misma".
De hecho, las rentabilidades TAE que ofrecen los últimos productos de este tipo no alcanzan en ninguno de los casos el 1,5%. Una cifra que no está mal en el actual contexto de tipos cero, pero que puede ser baja teniendo en cuenta que para conseguirla, se exige permanecer en el producto al menos 5 años, con todo lo que puede pasar en el mercado en ese tiempo.