
Trump, Brexit, Marine Le Pen, Alternativa para Alemania... Todos generan incertidumbre para el mercado. El populismo, las corrientes antisistema y la desintegración de la UE amenazan un calendario minado de citas electorales.
El ascenso de Donald Trump en Estados Unidos, el riesgo de que los británicos voten sí al Brexit el próximo 23 de junio, el hecho de que Marine Le Pen cuente con opciones reales de presidir Francia, el populismo adelantando por la derecha a Angela Merkel en Alemania o la atomización del parlamento en España son versos incómodos para los mercados internacionales que riman en consonante con incertidumbre. Y ya se sabe, lo que más irrita a los activos de renta variable, y también a los de renta fija, es precisamente el desasosiego. La impredecibilidad.
Para los mercados, 2016 es un campo de minas, con apariencia de citas electorales, que puede entorpecer, incluso mermar, los esfuerzos de los bancos centrales; que, a uno y a otro lado del Atlántico, y en el Pacífico y en el corazón de Asia, están intentando insuflar oxígeno a las economías, que ya han hecho aflorar síntomas de desaceleración.
Sobre un crecimiento sostenido y global reside la esperanza de edificar la reestructuración de la tendencia alcista que ha dirigido a las principales bolsas del mundo en los últimos años y que se ha puesto en cuestión.
El calendario político que podría acrecentar las dudas muestra una primera fecha que mantendrá en un puño el corazón de los inversores hasta el último instante: el 23 de junio. Es el día que el primer ministro de Reino Unido, David Cameron, ha elegido para que el pueblo británico decida si quiere seguir perteneciendo a la Unión Europea. Cameron convocó el referéndum después de haber cumplido con su parte del trabajo: regresar de Bruselas con un acuerdo que reconoce el estatus especial de Reino Unido dentro de la comunidad. "La decisión está ahora en vuestras manos", dijo Cameron, quien quiso resaltar que el país tiene "lo mejor de los dos mundos": participación en el mercado común, sin euro ni Schengen. Privilegios que no impiden que Reino Unido esté dividido en dos.
"Los sondeos previos serán de escasa ayuda, ya que parece haber un alto porcentaje de población indecisa. Además, en anteriores ocasiones -como en el referéndum en Escocia-, las encuestas no reflejaron en absoluto la realidad", reflexiona Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank.
Admitiendo la imposibilidad de adelantar un resultado, "la incertidumbre irá a más a medida que se acerque la fecha", considera José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, quien asegura que es "el evento con más potencial de inestabilidad para los mercados". "Es el mayor riesgo, aunque las encuestas dan una victoria a la opción de seguir en la Unión Europea, el margen es tan estrecho que va a mantener una gran incertidumbre abierta hasta la celebración de la consulta", coincide Aurelio García del Barrio, doctor en Economía del IEB.
"Si finalmente Reino Unido abandona la comunidad, será un duro golpe para la economía británica y tendrá importantes consecuencias para su política, ya que posiblemente David Cameron dimitirá y Escocia pedirá otro referéndum", continúa el experto. Por ahora, lo cierto es que, a menos de tres meses del referéndum, "ya se están viendo las primeras consecuencias", advierte Felipe López-Gálvez, de Self Bank, que destaca "la depreciación de la libra -algo que, por otra parte, beneficia a las compañías británicas exportadoras- y el retraso en la toma de decisiones de inversión visto en los PMI de febrero". Pero las consecuencias con mayúsculas están por llegar.
"Me temo que un resultado adverso está lejos de ser descontado y que el mero riesgo de que ocurra, tampoco", concluye José Luis Martínez Campuzano. "Si se cumple el Brexit abriría un escenario de elevada incertidumbre en la eurozona al enseñar el camino a otros países que podrían replantearse sus relaciones económicas. Ello dañaría a los activos de riesgo en general", añade Francisco Sainz, director de gestión de Imantia Capital.
España tras el 20-D
La fragmentación a la que se ha visto condenado el Congreso en España tras las elecciones del 20 de diciembre del año pasado amenaza con torturar al mercado con otra cita electoral impredecible tan solo unos días después de que se celebre el referéndum en Reino Unido. "Lo más probable es que haya elecciones el 26 de junio", confesó Mariano Rajoy,hoy presidente del Gobierno en funciones, al mismo David Cameron, ante la incapacidad que están demostrando las fuerzas políticas con representación para alcanzar pactos.
Haya o no nuevas elecciones, "el miedo del mercado vuelve a ser la entrada en el gobierno de partidos que aboguen por reestructurar la deuda o por medidas expansivas de gasto público que no tengan en cuenta la senda de consolidación fiscal", opina Francisco Sainz, de Imantia Capital. "La buena situación macroeconómica está amortiguando el efecto negativo de la incertidumbre política", agrega Felipe López-Gálvez, de Self Bank, quien admite que "el mercado está agradeciendo que haya perdido fuerza una hipotética coalición de izquierdas con el apoyo de los nacionalistas".
La siguiente convocatoria electoral que late en el calendario son las elecciones presidenciales en Estados Unidos, previstas para el 8 de noviembre. Aunque "en el pasado han demostrado un impacto en los mercados limitado", según recuerda José Luis Martínez Campuzano, de Citi, esta vez cuentan con el incentivo para la incertidumbre que supone el precandidato republicano Donald Trump.
"Lo que menos gusta es -precisamente- su carácter impredecible", dice Felipe López-Gálvez. "Hay voces que se preguntan si Trump es realmente un candidato serio...", introduce Aurelio García del Barrio, quien acepta que "al inicio podría ser algo positivo si realmente implementa sus programas 'descabellados': reducir los impuestos y aumentar el gasto de defensa". Eso sí, "a la larga haría que el déficit presupuestario de Estados Unidos se disparase", a lo que el doctor del IEB añade que "su opinión sobre China podría desatar una guerra comercial". "Los inversores prefieren que gane Hillary Clinton, dado que, históricamente, la bolsa se ha comportado mejor bajo el mandato de los demócratas", salda García del Barrio.
El terrorismo y la crisis de los refugiados han multiplicado, además, las opciones -en los comicios que se celebrarán en Francia y en Alemania en 2017- de dos corrientes populistas de extrema derecha: el Frente Nacional de Marine Le Pen y la AfD (Alternativa para Alemania), que ya ha forzado a Angela Merkel a endurecer su posición respecto a los desplazados. "¡Es el contrato social que se está rompiendo!", alerta el polémico Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank, quien cree que "la élite política debe reconocer que se ha alejado de los votantes".