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Las ocho caras de los fondos de renta fija que es preciso examinar

  • La expectativa de rentabilidad de una cesta de bonos europeos es del 1%

La renta fija tiene 1.000 caras, pero la industria de fondos de inversión se queda con las ocho más importantes que el inversor debe analizar antes de comprar uno, sobretodo ahora que la expectativa de rentabilidad es del 1%.

Comprar ahora un fondo de renta fija -o un bono directamente- significa jugar la baza de que el precio oficial del dinero continuará bajo durante los próximos años en Europa y que tampoco se producirá un repunte de la inflación. Precisamente, la macro es una de las mil caras que afectan a los fondos de renta fija, pero no la única a tener en cuenta.

1. Definir el objetivo

Lo primero que ha de tener claro el inversor es para qué quiere el fondo de renta fija. Es decir, si con él pretende diversificar la cartera y protegerla de los vaivenes de la renta variable o si sólo busca rentabilizar un dinero ahorrado con la compra de este activo. "La primera opción nos sigue pariendo válida, a pesar de que los tipos estén bajos", explica Fernando Luque, analista senior de Morningstar. "Ahora bien, si lo que se busca es rentabilidad no queda otra que asumir riesgo", añade.

Pruebas de ello hay muchas. Una es la evolución del índice que bien podría ser considerado el EuroStoxx de la renta fija, el Barclays Capital Euro Aggregate Bond, por ser uno de los más seguidos para medir el interés medio que se espera de una cartera de bonos europeos bajo una serie de hipótesis que suele reunir los peores escenarios. Si a principios de año, la expectativa de rentabilidad rozaba el 2%, ahora ha caído ya al 1,05%.

Precisamente, los bajos tipos de interés a los que cotiza la renta fija en el mercado secundario harán que esos mismos fondos se vean forzados a renovar sus carteras a tipos mucho más bajos. Y eso por no hablar de que algunos se anotan ya pérdidas. ¿Qué cómo es posible? Pues porque la renta fija no es fija. Al cupón hay que añadir sus oscilaciones en mercado.

2. Composición de la cartera

El siguiente paso es conocer los activos que forman la cartera. "Debemos distinguir entre una cartera constituida por crédito empresarial -muchos de estos fondos vienen apellidados por la palabra corporativa o por deuda soberana", explica Pablo Nortes, analista de fondos de inversión de Tressis. "Y esa primera distinción nos lleva a una segunda y es la calidad crediticia tanto de la emisión -una compañía puede emitir bonos con diferentes calidades crediticias-, como del país que los emite, siendo en caso del soberano su único respaldo crediticio", añade.

3. Duración de la cartera

También es fundamental conocer la duración de la cartera. Es decir, saber en qué horizonte temporal está previsto que venzan las emisiones que la componen. La duración del fondo es importante porque "da una idea de la sensibilidad de la cartera a subidas y bajadas de los tipos de interés", explica Nortes desde Tressis.

Se trata de un dato que a veces es complicado de obtener por el cliente. Sin embargo, "una forma de aproximarse a él es buscar en la ficha del fondo cuáles son los vencimientos medios de la cartera. Ahí se especifica qué proporción de la cartera vence por ejemplo de 1 a 2 años, entre 5-7 años y de 7-10 años", aclara Rose Marie Boudeguer, directora de servicio de estudios de Banca March. "Y si no está en la ficha, el cliente tiene derecho a pedírselo a su gestora", añade.

4. Ciclo económico

En renta fija, el ciclo en el que se encuentra la economía también es fundamental a la hora de planificar las inversiones. Por ejemplo, Europa se caracteriza ahora por aplicar una política monetaria laxa, con el precio oficial del dinero en mínimos históricos y sin perspectivas de que suba a corto plazo. El problema es que el escenario de tipos nulos no será eterno.

La segunda variable que es necesario valorar cuando se apuesta por la renta fija es la inflación. Lo mínimo que se pide a cualquier inversión es no perder poder adquisitivo y en un entorno como el actual, que el coste de la vida de la zona euro se sitúa en el 0,3%, es más fácil que nunca.

5. Comisiones

Ahora que es tan difícil encontrar rentabilidad sin riesgo en renta fija, el papel que asumen las comisiones también es un factor a valorar. Este año pasará al recuerdo por ser el primero en que muchos fondos monetarios han levantado el peaje de las comisiones para no restar aún más rentabilidad al partícipe. "Históricamente, la renta fija siempre ha tenido comisiones altas porque es un mercado difícil de gestionar y menos transparente que la bolsa", recuerda Rose Marie Boudeguer, de Banca March.

Sin embargo, en un momento como el actual, "su impacto sobre la rentabilidad final es determinante porque las comisiones se comen una parte importante del rendimiento de los activos que se incluyen en la cartera", explica Luque, de Morningstar.

6. Divisa

La divisa en la que esté denominado el fondo de inversión también es importante, ya que en caso de ser distinta a euros el inversor se puede ver afectado por las fluctuaciones del mercado.

Un ejemplo. En el caso de que el fondo esté denominado en dólares significa que el inversor debe cambiar los euros a dólares para poder comprar una participación y eso supone un coste adicional. ¿Una pista? "La inmensa mayoría de los fondos que tienen cubierto el riesgo divisa tienen al euro como moneda de denominación", explica Fernando Luque de Morningstar.

7. Patrimonio

Otro aspecto que conviene valorar cuando se busca un buen fondo de inversión en general es su patrimonio. La explicación es que "al mirarlo se puede saber si el producto es de recién lanzamiento o si tiene liquidez, entre otras cosas", apunta Raquel Blázquez, gestora de carteras de fondos de inversión y sicav de Ibercaja Gestión.

La primera duda que surge es qué es mejor: si decantarse por un fondo con un patrimonio elevado u otro de menor tamaño. La respuesta es que ambas opciones tienen su cara y su cruz. En líneas generales, los de mayor tamaño suelen ser más líquidos.En los de menos patrimonio ocurre justo lo contrario. Es decir, que son menos líquidos y que además existe el riesgo de que no reúnan el mínimo de activos bajo gestión para que empiecen a ser rentables.

8. Rentabilidades históricas

Ya se sabe que una de las máximas a la hora de elegir un fondo es que las rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras. Sin embargo, echar un vistazo al comportamiento del fondo en los últimos cinco años tiene una utilidad: "Ver la consistencia de la gestora en diferentes periodos de tiempo", apunta Raquel Blázquez, de Ibercaja Gestión.

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