
La semana pasada vimos como la moneda nipona, el yen, se situaba en mínimos de los últimos seis años en su cruce con el dólar. El efecto de la flexibilización monetaria del Banco de Japón, junto al plan económico del primer ministro japonés, Shinzo Abe, parecen estar devaluando el precio de su divisa en un momento en que Estados Unidos está ya camino de la normalización monetaria.
Precisamente, hace menos de un mes, Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, se sumó al club de la flexibilización monetaria y abrió la puerta a la compra de bonos y activos respaldados por créditos bancarios, que podrían inyectar hasta un billón de euros en la economía de la eurozona.
Caída del euro
Con una mayor liquidez en el sistema, el euro debería continuar su descenso frente a otras divisas, entre ellas el dólar estadounidense, con el que ya toca mínimos de los últimos 14 meses. Un hecho que para muchos expertos podría despertar de nuevo al fantasma de la guerra cambiaria. "Esperamos que los comentarios sobre una posible guerra de divisas vuelvan a florecer en un momento en que algunos bancos centrales valoran los efectos de sus acciones en las inyecciones de capital y sus respectivas divisas", afirmaba en un informe, Claus Vistesen, economista jefe para la zona euro de Pantheon Macroeconomics.
Precisamente, C. Fred Bergsten, director emérito del Instituto Peterson en Washington, reconoce que "el conflicto internacional de las divisas es muy amplio" y pese haber disminuido su intensidad, "acabará por agravarse" en un futuro no muy lejano. Recordemos que los cambios en los niveles de reservas, junto con los movimientos en sus tasas de interés de referencia o medidas como la flexibilización monetaria, son herramientas para que el banco central de un país pueda intervenir y frenar sus fluctuaciones monetarias.
En estos momentos, muchos analistas consideran que si Japón y la Eurozona amplian su expansión monetaria, buena parte de los mercados emergentes de Asia sufrirían una apreciación de sus divisas. Un hecho que, dado el debilitamiento de China, la segunda mayor economía del mundo, podría implicar un importante estancamiento para la región, ya que Pekín no podría acelerar el crecimiento sin mayor devaluación de yuanes. Al mismo tiempo, el posible encarecimiento del dinero en EEUU, que debería comenzar a subir los tipos de interés a mediados del año que viene, supondría una combinación letal para la zona del euro.
Así lo explicaba Diana Choyleva, analista jefe de macroeconomía para Lombard Street Research, en un informe recogido por la CNBC. "Los bancos de la UE han incrementado sus préstamos a los países asiáticos en desarrollo, una tendencia que se intensificará y hará que el euro caiga aún más" , indicó en su documento. Aún así, Japón probablemente aumente sus esfuerzos para tratar de lograr su objetivo de inflación del 2 por ciento, algo que a medio plazo obligará al banco central de China a entrar en la reyerta y devaluar el yuan para estimular el crecimiento.
Por otro lado, la normalización monetaria en EEUU debería continuar con la tendencia de fortalecimiento del dólar y el realineamiento de tasas de interés. "En América Latina eso generaría debilitamiento en las monedas locales, nada dramático sin embargo, promoviendo exportaciones y reduciendo la demanda local", indica Jose Gonzales, director gerente de ECG Asset Management. "Ambas cosas podrían deteriorar las carteras de crédito al consumo local que se podría ver subrayado por la desaceleración global, además de la potencial necesidad de subir las tasas de interés locales en sinergia con las de EEUU", añade. "Todo ello pondría a los bancos bajo presión a pesar que tal presión no sería similar a crisis del pasado", indica a este periódico.