
El Tesoro ha colocado 3.007,87 millones en la subasta de obligaciones a 10 y 30 años celebrada este jueves, en la que esperaba captar hasta 3.000 millones de euros, y ha ofrecido a los inversores rentabilidades que se sitúan en mínimos históricos. La demanda ha rozado los 5.600 millones.
En concreto, el organismo ha colocado 714 millones en obligaciones a 30 años, y el tipo medio ha pasado del 4,043% de la anterior subasta al 3,594% actual. La demanda de este papel ha superado en 2 veces lo colocado (1,8 veces en la anterior ocasión).
Por otro lado, el Tesoro ha vendido 2.293 millones en obligaciones a 10 años, con vida hasta el 31 de octubre de 2024. En este caso, la demanda ha superado en 1,8 veces lo emitido (2,1 veces en la anterior ocasión) y el tipo medio ha pasado del 2,686% anterior al 2,272%, lo que también supone un mínimo histórico.
La subasta se ha celebrado en un momento de calma en los mercados que el Tesoro quiere aprovechar para emitir a largo plazo. De hecho, el pasado lunes vendió por primera vez en la historia un bono a 50 años que le permitió colocar 1.000 millones entre inversores privados.
La subasta -que se celebra el mismo día en que se reúne el consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) para hablar de política monetaria- se produce en un momento especialmente positivo para el Tesoro, que ha encadenado recientemente varios mínimos históricos en los intereses que ofrece por la deuda, lo que refleja una mayor confianza de los inversores.
Pero sin duda otra de las razones que explican esos bajos intereses, que han llegado a rozar el cero en algunas emisiones, son las medidas anunciadas recientemente por el BCE y las compras de deuda que podría decidir en otoño.