
A pesar del 'rally' que protagoniza la renta fija en 2014, los expertos prevén que la rentabilidad del bono español a 10 años todavía se contraerá más en los próximos meses, por lo que las carteras que ya están compradas continuarán aumentando sus ganancias. Pero también advierten a los inversores: a estas alturas, la deuda periférica es un activo de muy alto riesgo si se gira la tendencia.
La renta fija se mueve sobre un terreno desconocido. Ahora más que nunca se desmonta la falsa creencia de que es fija y no se puede perder dinero. En este caso, no se trata solo de que un inversor pueda sufrir minusvalías latentes en cartera que se materializarían si vende, sino que comprar deuda en mercado puede acarrear pérdidas incluso esperando al vencimiento. Esto ocurre porque algunos títulos europeos a corto plazo cotizan ya en tasas negativas. ¿Cuánto puede durar esta situación aparentemente ilógica?
Muchos gestores e inversores se están frotando las manos. Pese a que los precios ya habían escalado -y por ende, habían bajado las rentabilidades, que se comportan a la inversa-, alguna deuda europea sigue marcando niveles históricos, por lo que vender hoy en mercado es sinónimo de ganancias para algunos. En agosto, el papel a corto plazo de países como Alemania, Holanda o Bélgica se ha intercambiado a rendimientos negativos. Pero no hay que irse tan lejos: hasta las letras españolas a 3 meses se han situado en negativo. ¡Hoy el mercado ofrece un precio más alto del que estos países pagarán al vencimiento!
Es decir, que los inversores que tenían los títulos en cartera están acumulando importantes ganancias, pero quien compre sobre ese terreno negativo y se quede hasta el final de la vida de los títulos pierde dinero, porque el Estado le pagará menos de lo que él ha desembolsado. ¿Por qué aceptar entonces estos precios? ¿Es hora de vender o es que acaso queda más recorrido en la renta fija?
Algunos expertos consideran que no es descabellado que la rentabilidad de la deuda española a 10 años, en estos momentos en el 2,23 por ciento, se sitúe bajo el 2 por ciento este año. "Después de la primera subasta de la nueva ronda de liquidez del Banco Central Europeo (BCE) [cuando llegue el conocido como TLTRO], el bono español podría situarse ligeramente por debajo del 2 por ciento", señala Ramón Forcada, director de análisis de Bankinter. "Todavía hay recorrido para el bono. Creo que el interés puede caer del 2 por ciento y que la prima de riesgo se llegue a situar en el entorno de los 100 puntos básicos, incluso podría rebajar esta diferencia con Alemania", opina Javier Flores, responsable del servicio de estudios y análisis de Asinver.
Desde Citi, José Luis Martínez Campuzano, apunta a que "en Europa podemos ver más caídas de tipos en los próximos meses y las primas se van a seguir ajustando a la baja". Las expectativas del banco de inversión marcan el rendimiento del bono español a final de año en un rango entre el 1,5 y el 1,75 por ciento. Otros expertos auguran también una caída en el interés semejante en la deuda española, de hasta un 33 por ciento -superior a 70 puntos básicos-. En Atl Capital, Ignacio Cantos indica una horquilla del 1,5-2 por ciento para este año, mientras que la firma prevé un bund en torno a 0,7-0,8 por ciento, con lo que el recorrido de la deuda alemana sería menor, de un 18 por ciento.
Una inversión de riesgo
Si el bono reduce su rentabilidad (sube su precio) hasta la zona del 1,5 por ciento, granjearía, por tanto, ganancias notables para los inversores. Hasta aquí todo claro, pero los expertos ponen el acento en el rally que ha vivido el bono en los últimos años, lo que significaría una inversión de muy alto riesgo. En los dos últimos años (desde que el presidente del BCE, Mario Draghi, se erigió como valedor del euro), los inversores se han puesto las botas de deuda europea, con compras indiscriminadas de títulos soberanos y corporativos, de corto y de largo plazo, de los países periféricos y de los centrales? Llegados a este punto, los analistas recomiendan ser prudentes ante el elevado riesgo de que las rentabilidades se giren al alza (a la baja en precios).
"Estamos vendiendo toda la deuda porque creemos que ya no hay mucho potencial a 6-12 meses. En estos momentos, es mejor pasar a liquidez y no tener un coste de oportunidad", considera Pablo González, consejero delegado de Ábaco Capital. "Los inversores asumen un riesgo demasiado grande con la renta fija", explica Javier Santacruz, investigador asociado a la Universidad de Essex, "el mercado ha entrado en un círculo vicioso que puede ser peligroso". Las dificultades a las que se pueden enfrentar tanto los títulos de vencimientos de corto como de largo plazo son importantes. "En estos niveles, hay más riesgo de perder que de ganar a medio plazo", advierte Estefanía Ponte, directora de análisis de Cortal Consors. En el caso de los bonos, un repunte de las expectativas de inflación o de crecimiento puede provocar un avance de las rentabilidades a medio plazo. En el caso de las letras, títulos a corto plazo, la mayor esperanza de que las rentabilidades se mantengan a la baja pasan por que el Banco Central Europeo adopte estímulos más contundentes (y heterodoxos): en fin, otro foco de incertidumbre.
Los expertos creen que la realidad económica de la eurozona acabará forzando a la entidad a adoptar un programa de compra de activos, un QE a la europea. Si la debilidad de la inflación persiste y los indicadores económicos se siguen deteriorando, el BCE podría no tener otra alternativa. La próxima semana se reúnen los líderes de la institución (el jueves, 4 de septiembre) y aunque los analistas no creen que vayan a adoptar todavía este programa tan pronto, es cierto que desde Fráncfort ya lo están estudiando. De hecho, para su elaboración e implementación, la entidad ha contratado los servicios de BlackRock.