Tras adquirir el 15% de la Bolsa de Londres, puede precipitar los movimientos de Deustche Boerse y Euronext
MADRID. "Jaque". El mercado estadounidense Nasdaq ha movido tan sabiamente sus piezas que ha convulsionado el panorama de las plazas bursátiles europeas. Porque nada puede seguir igual después de que la compañía norteamericana anunciara el martes por la tarde que se ha hecho con el 15 por ciento de la Bolsa de Londres (LSE), una porción que le convierte en su principal accionista.
Tras esta maniobra, Nasdaq lo tiene todo a su favor en el tablero bursátil de Europa. Se mire por donde mire, parte con ventaja. Por un lado, ha puesto a la Bolsa de Londres en un auténtico aprieto. Y esto es lo más increíble de su operación. Hasta ahora, los responsables del parqué londinense habían tenido la sartén por el mango. Sin que les temblara el pulso, se habían opuesto a las distintas ofertas de compra que habían recibido en el último año por parte del mercado alemán Deutsche Boerse, de Euronext, la plataforma que engloba a las Bolsas de París, Amsterdam y Bruselas, y del grupo inversor australiano Macquaire.
La última prueba de su suficiencia se produjo a principios de marzo, momento en el que rechazaron precisamente una oferta de Nasdaq. En ese momento consideraron que los 950 peniques que ofreció por cada título no eran lo suficientemente atractivos.
Traspaso de poderes
Pero la situación ha cambiado. Pese a la negativa de la LSE, Nasdaq ha demostrado que tenía un as en la manga. Le ha salido más caro, porque ha pagado 1.175 peniques por acción, aunque también se puede ver de otra forma. Sin hacer ruido, se ha colado en el mismo corazón accionarial de la Bolsa de Londres, que queda en una situación menos ventajosa.
A partir de ahora, ya no tendrá libertad absoluta para decidir por sí sola si acepta o no una propuesta, o si se sienta a negociar con otra bolsa: Nasdaq siempre tendrá algo que decir. Y si su presencia en el capital le molesta, deberá sentarse con los directivos del mercado norteamericano para buscar un acuerdo, algo que podría ser aprovechado por los representantes estadounidenses para plantear una fusión, con lo que se saldrían finalmente con la suya.
Ayer, las acciones de la Bolsa de Londres se dispararon. Tanto, que superaron el precio desembolsado por Nasdaq, prueba de que los inversores esperan alguna sorpresa más. Subieron un 15,4 por ciento, hasta los 1.198,5 peniques. Pese a que es el precio más alto de su historia, la LSE afirmó ayer en un comunicado que la cotización "aún no refleja las proyecciones de la compañía".
También reaccionaron con fuerza Deutsche Boerse y Euronext. Los títulos del primero ganaron un 1,5 por ciento, hasta los 112,48 euros, y los de Euronext, un 1,74 por ciento, hasta los 67,35 euros. Y es que los inversores descontaron que los mercados europeos no pueden permanecer al margen del movimiento de Nasdaq. Tras haber luchado por la LSE, no pueden quedarse de brazos cruzados. La reacción más lógica, y por la que más se decantan los expertos, pasa por la fusión de Deutsche Boerse y Euronext. Ambas plataformas ya reconocieron a mediados de marzo su disposición a hablar.
Pero hay más. En el caso de que alguno de ellos -o ambos de forma conjunta- mantenga su interés por la LSE, Nasdaq ha complicado la operación: primero, porque la ha encarecido; y segundo porque, como accionista, saldría beneficiado por una oferta superior. Todo esto es lo que ha conseguido el mercado norteamericano con su jugada maestra en la Bolsa de Londres. Ahora les toca mover a los mercados europeos.