Se acabó la distinción. Miguel Ferre, secretario de Estado de Hacienda, anunció el cese de la penalización pasajera que, hace dos años, Cristóbal Montoro impuso a las ganancias patrimoniales generadas en menos de un año para "luchar contra la especulación" -no existirían los mercados si no hubiese gente que comprase y vendiese con la intención de ganar-.
Sin embargo, a partir de 2015, con la nueva reforma fiscal, todas las plusvalías volverán a ser tratadas como rentas del ahorro, con independencia de que sean a más de un año o no.
Hasta ahora, todas las ganancias inferiores a un año tributan en función de la renta del contribuyente, es decir, al tipo marginal del IRPF, que hasta ahora se situaba entre el 24,75 y el 52% (el 54% en algunas comunidades). Solo las conseguidas a largo plazo han seguido gravándose como rentas del capital mobiliario al 21-25-27% según la cuantía.
Sin embargo, a partir del año que viene todas las plusvalías, sin importar cuándo se generen, se tratarán como rentas de ahorro. Lo que significa que, según los nuevos tipos impositivos y tramos que el Gobierno ha anunciado para los dos próximos años, las ganancias patrimoniales inferiores a los 6.000 euros estarán gravadas al 20 % en 2015 y al 19% en 2016.
En cambio, para las plusvalías que se sitúen entre los 6.000 y 50.000 euros (un nuevo tramo), el tipo impositivo será del 22% en 2015 y del 21% en 2016. Será en ese año cuando se regrese a la casilla de salida -aunque con matices- en lo que a tributación del ahorro se refiere. Ya que será en 2016, cuando todos los intereses de las cuentas, depósitos, dividendos o bonos -y también las plusvalías- que no superen los 50.000 euros tributen al 21%.
El mismo tipo que en 2010. Justo antes de que Montoro optara por sustituir un sistema impositivo que contemplaba un tipo único para las rentas de capital mobiliario (del 21%) sin distinguir entre la antigüedad de la plusvalía o el importe a otro progresivo con tres escalones (21-25-27%), que diferencia en función de la cuantía de la ganancia patrimonial. Un escenario que convirtió a España en un territorio hostil para el inversor.
Precisamente es ese el matiz que hace dispar el sistema que entrará en vigor el año que viene respecto al de 2010: el hecho de que las ganancias superiores a los 50.000 euros pasen a tributar al 24% en 2015 y al 23% en 2016 frente al 21% de 2010.
La reforma fiscal también contempla que, a partir del año que viene, las pérdidas de participaciones preferentes se puedan compensar con las ganancias de las acciones por las que fueron canjeadas.
