
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha dejado claro en la rueda de prensa posterior a la reunión de hoy, que pese a la combinación de estímulos anunciada hoy, puede haber más. "Es un paquete importante, pero no hemos terminado todavía", ha asegurado. EN DIRECTO: Así fue la rueda de prensa.
Rebaja de tipos, tasa de depósito en negativo, inyección de 400.000 millones de euros, compra de activos, barra libre de liquidez y no neutralización de las compras de bonos soberanos. Un paquete de poderosas medidas que sin embargo podrían ir a más.
"Hemos tomado esta decisión. Pensamos que es un paquete significativo. ¿Hemos terminado con esto? La respuesta es no. No hemos terminado aquí. Si es necesario, dentro de nuestro mandato, no hemos terminado aquí", insistió.
La declaración de intenciones de hoy es un paso muy importante que recuerda a sus famosas palabras "haré lo que sea necesario para salvar el euro", pronunciadas en 2012 y que significaron el principio del fin de la crisis de deuda soberana. Su "no hemos terminado aquí" podría significar el inicio del cierre de la crisis económica.
Eso sí, donde parece que no va a haber más margen es en la rebaja de tipos. "A efectos prácticos, hemos llegado al nivel más bajo, pero no se pueden excluir pequeños ajustes técnicos". "Si es necesario, actuaremos rápidamente con una relajación mayor de la política monetaria", según el presidente del BCE.
El italiano siguió en su línea, e insistió en que, los tipos de interés continuarán en los niveles actuales durante "un periodo de tiempo prolongado", incluso "más largo de lo que preveíamos". En este sentido, aseguró que la decisión adoptada este jueves ha sido respaldada de manera "unánime" por el Consejo. Con todo, el presidente del BCE avisó de que "si es necesario, actuaremos rápidamente con una relajación mayor de la política monetaria".
No ve deflación
En relación con las expectativas de inflación, el presidente del BCE aseveró que permanecen "firmemente ancladas" de cara al futuro. Preguntado sobre el riesgo de deflación en los próximos meses, el responsable de la institución sentenció que "no vemos riesgo de deflación" en la zona euro, si bien cuanto más tiempo pase con tasas de inflación baja, "más vigilancia por parte del BCE".
Draghi quiso dejar claro que los tipos que se han cambiado "son para bancos, no para los clientes". "No queremos quitarle el dinero a los ahorradores, es lo contrario, queremos crecimiento y recuperación para que los tipos de interés suban", insistió Draghi.
El presidente del BCE también explicó que las entidades financieras tendrán que cumplir una serie de requisitos para que la financiación que capten sea redirigida hacia la recuperación del crédito. Entre las medidas no convencionales, el presidente del BCE apuntó que el "espíritu subyacente es que queremos mejorar el crédito a las empresas no financieras del sector privado".
Además, quiso dejar claro que se "va a exigir un informe" a los bancos de cómo se utilizan los recursos que se ponen disponibles, para reiterar que "se van a tener que rendir cuentas; va a haber comprobaciones". Draghi apuntó que también la institución ha actuado de una manera que no intervenga en el proceso de revisión de activos, y añadió que "no queremos incentivar a los bancos débiles".
Sobre cuando se notará la transmisión de las medidas a la economía real, el presidente del BCE insistió en que "queremos que esto entre en los canales de crédito. Sólo daremos dinero a los bancos si quieren dar crédito a la economía real", subrayó.
Así, destacó que es probable que haga efecto en el mercado monetario "pronto y que habrá efectos retardados en la economía real", donde empezarán a notarse en tres o cuatro trimestres.
Por otro lado, en relación con la situación de la banca, el presidente del BCE manifestó que deberían aprovechar para "mejorar su capital y sus posiciones de solvencia".
Asimismo, el presidente del BCE negó que este paquete de medidas desincentive a los países de la eurozona a seguir llevando a cabo las necesarias reformas estructurales, e incidió en que la institución no está "completamente satisfecha" con el nivel de reformas adoptadas.