Irán, una de las amenazas en órbita, vuelve a cruzarse en el horizonte del petróleo como en 1980
Al margen de la lógica entre oferta y demanda, son varias las amenazas externas que orbitan alrededor del crudo.
En la última reunión en Viena (Austria) de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha quedado patente el escaso margen del cártel para variar el futuro del precio del petróleo. Su camino se está decidiendo en otras ciudades menos previsibles a los ojos occidentales. Teherán (Irán), Caracas (Venezuela) o Abuja (Nigeria) son los centros de atención del mercado del crudo.
Tienen un papel cada vez más importante y peligroso. Representan crisis potenciales para el mercado. Y esto ocurre porque Arabia Saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo, posee un menor margen de capacidad ociosa o sobrante para regular el bombeo de petróleo al mercado. Es lo que se ha venido a llamar la tirantez en el suministro.
Crisis potenciales en el horizonte
Y hay alguien que se ha atrevido a cuantificar que sucedería si se rompe la cuerda del suministro. Es Bill Browder, genio y figura de la exitosa firma de gestión de fondos: Hermitage Capital , que centra sus inversiones en Rusia y es uno de los mayores accionistas de la tercera petrolera del mundo por valor bursátil: Gazprom, sucesora de Yukos .
En un artículo de Forbes , Browder pone sobre la mesa varias de las crisis petroleras del pasado que son susceptibles de repetirse y provocar un terremoto de precios.
El primero de estos escenarios contempla que Irán declare un embargo, como hizo con la OPEP en 1973. El crudo alcanzaría la estratosférica cifra de 131 dólares por barril. Una segunda crisis podría producirse si Venezuela, uno de los mayores exportadores de crudo a EEUU tras México y Arabia Saudí, adopta un embargo. El barril se iría a 111 dólares, según Browder, y si se produce una guerra civil en Nigeria: a 98 dólares.
Una guerra civil en Argelia: 79 dólares, y la proliferación de ataques contra la reconstruida infraestructura petrolera de Irak: 88 dólares. Pero la más violenta de todas las crisis de produciría si caen los Saud, la Casa Real reinante en Arabia Saudí. Entonces el precio podría irse hasta 262 dólares. Una cota jamás imaginada que deja pequeños los actuales niveles de 69 y 66 dólares, que alcanzan los precios Brent y West Texas, que ya son históricamente altos.
En máximos históricos
Ayer, el europeo Brent marcó un nuevo máximo histórico en 69,7 dólares, aunque cotizó a la baja por la tarde, por encima de 69 dólares, por las expectativas de que hoy se publique un aumento de reservas en EEUU. De no ser así, volverá a calzarse una nueva escalada.
El fantasma de una de estas crisis potenciales merodea desde hace meses. Irán, que pidió un recorte de la producción de crudo en la OPEP en la última reunión, a lo que se negaron el resto de socios, se está quedando sola internacionalmente, salvo con el apoyo de Venezuela.
Y eso no es nada bueno. Porque este país ya fue capaz de hacer hincar la rodilla energética de Occidente en ladécada de los setenta en dos ocasiones. Primero fue en el embargo de crudo de 1973 como consecuencia de la guerra arabe israelí. Después, con la caída del régimen del Sha de Persia, la revolución islámica de Jomeini y en la posterior guerra contra Irak todo el mundo estuvo pendiente de Irán.
Ha planteado un nuevo pulso a Occidente en plena crisis diplomática por su programa nuclear. La posición defensiva de Irán para utilizar el petróleo como arma arrojadiza contra el poder militar de EEUU puede ser también usada por Venezuela, que le ha expresado su respaldo en la crisis.