Bolsa, mercados y cotizaciones

España se sube a la deuda de alto rendimiento

  • Las compañías medianas están acudiendo al mercado
  • Sus 'rating' bajos dan rentabilidades que se convierten en alternativa en renta fija
Foto: Archivo.

Las compañías medianas están acudiendo al mercado y sus 'rating' bajos ofrecen rentabilidades que se convierten en una alternativa en renta fija.

Es un mercado prácticamente incipiente en España. En las últimas semanas se han acelerado las colocaciones de deuda de alto rendimiento -conocida como high yield-, aquella que emiten compañías con una calificación crediticia por debajo de lo que las agencias de rating consideran grado de inversión. Es decir, bonos que pagan intereses más altos porque se entiende que se está asumiendo un riesgo mayor. El desarrollo de este mercado llega en el momento idóneo. Por un lado, encaja con la diversificación de las fuentes de financiación que buscan las compañías medianas. Y, por otro, ofrece agua en el desierto de la renta fija, donde inversores y gestores no encuentran rentabilidades atractivas.

Para alcanzar rendimientos interesantes, cada vez hay que subir más en la escalera de riesgo en busca de activos que antes no tenían tanta acogida. Hemos recibido una demanda 10 veces superior a la oferta... ¿De qué emisión podría tratarse? Pues no ha sucedido en una de Telefónica, ni de Repsol, ni siquiera de un gran banco español, sino que corresponde a la colocación de deuda de una compañía mediana española como es Almirall. La farmacéutica consiguió captar en marzo 350 millones de euros con una emisión de bonos a 7 años al 4,625%, la rentabilidad más baja a la que se ha emitido un high yield en España.

Es la muestra más clara de que en este momento hay interés por esta deuda. "En España no había muchas opciones en renta fija, las emisiones se limitaban solo a las grandes compañías", señala César Fernández, gestor de renta variable, especialista en crédito, de Deutsche Asset & Wealth Management. El experto valora que esté surgiendo este mercado: "Es muy positivo. En muchos casos es más caro que los préstamos bancarios, pero permite diversificar las fuentes de financiación. Sacar un bono en los mercados implica, además, exponerse al escrutinio de agencias de rating e inversores y esa transparencia es muy positiva".

Para la mayoría de compañías españolas que ha emitido deuda en los últimos meses era la primera vez que acudían al mercado a financiarse. Y no solo al de deuda. Algunas como Grupo Antolín, Isolux o Aldesa eran realmente novatas en el mundo de los mercados, ya que ninguna de ellas está cotizando. Los expertos esperan que continúe esta tendencia y, de hecho, en las próximas semanas veremos nuevos estrenos como el anunciado por Tecnocom. La compañía debutará en el mercado alternativo de renta fija (Marf) con bonos a 7 años al 6,5%. En el Marf es donde precisamente puede seguir creciendo este mercado, ya que está diseñado para compañías medianas que tendrán que asumir una prima tanto por su rating, de high yield, como por ser nuevos emisores.

Más rentabilidad...

Las empresas medianas españolas están encontrando financiación diferente a la tradicional bancaria y, al mismo tiempo, se abre la oferta en renta fija para los inversores. "Es interesante porque será un año bastante complicado para la renta fija, creo que tiene más sentido como complemento de la cartera", indica Rafael Ojeda, de Miramar Capital. Para Pablo González, consejero delegado de Ábaco Capital, "estos bonos españoles de alto rendimiento resultan interesantes mientras los tipos estén bajos y a falta de otras alternativas". Eso sí, el experto se inclina por entrar y salir. "A largo plazo no nos gustan, preferimos comprarlos y mantenerlos solo tres o cuatro meses y no dejarlos hasta vencimiento. Es más una cuestión por técnico que de fundamentales", explica.

Este año las empresas han colocado deuda a vencimientos superiores a los 7 años y en todos los casos se están comportando bien -se están comprando- en el mercado secundario, en el que se negocian los títulos después de ser emitidos. Los bonos de Almirall han subido alrededor de un 3%, por lo que ahora la rentabilidad que ofrecen -que cae cuando sube el precio- no llega al 4,1%. También han subido más de un 2% los bonos colocados por la constructora Aldesa, Grupo Antolín y los últimos de Abengoa. En la primera se vendieron al 7,25% y ahora la rentabilidad real -aunque ese siga siendo el cupón- es del 6,8%. En Antolín, el rendimiento ha pasado del 4,75 al 4,36 por ciento y en Abengoa, del 6 al 5,55 por ciento.

Estos intereses son imposibles de alcanzar para el inversor que se queda en peldaños inferiores de riesgo, ahora que un bono a 5 años con grado de inversión ofrece un 2,375% (así lo vendió la última vez BBVA) y a 10 años un 2,875% (el último precio pagado por una española, Gas Natural); y la deuda del Tesoro a esos plazos ronda el 2,37% y un 3,29% en cada caso.

...si se asume mayor riesgo

Lo que hay que tener presente es que se está asumiendo más riesgo. "Desde el punto de vista del inversor, esta deuda implica mayores riesgos que la de los mercados de grado de inversión. El rating no es solo una letra, detrás hay una probabilidad histórica de impago", incide César Fernández. "Si quieres comprar un high yield hay que hacer un nivel de análisis mucho mayor e ir con cuidado", mantiene el gestor.

Lo que sí es cierto, y admiten los expertos, es que como explica Rafael Ojeda, "ahora se entiende que esas compañías pueden hacer frente a sus pagos, no como hace un año cuando la percepción era que cualquier empresa con bono basura tenía posibilidad de default". El analista considera que "cada vez serán más los fondos y gestores que destinen una parte a estos bonos para tener algo de rentabilidad. El problema es que muchos no pueden comprar deuda que no sea grado de inversión".

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