Si los gestores qeu buscan dividendos se fijan esencialmente en la estabilidad de los pagos y en el crecimiento esperado es porque las compañías pueden veriar, y mucho, sus políticas de retribución.
Y esto ocurre incluso entre las grandes empresas que ofrecen las rentabilidades por dividendo más atractivas. La reciente historia de Telefónica demuestra que en solo dos años es posible dar varios giros importantes en una política de retribución al accionista.
Esta semana la compañía ha sorprendido al mercado con un nuevo cambio en el dividendo, con una fórmula que pocos esperaban que volviera a emplear. En mayo de 2012, remuneró con acciones una parte del último pago con cargo al año anterior, recurriendo por primera vez en su historia al conocido como scrip dividend. En un principio tuvo la intención de seguir empleando esta fórmula para evitar tanta salida de caja y centrarse así en otra de las prioridades para el grupo en ese momento, la reducción de deuda. Pero la necesidad era tal que prefirió directamente cancelar el dividendo de 2012. Tras un año sin retribuir, Telefónica recobró el dividendo el noviembre pasado y lo hizo anunciando que se abonaría todo en efectivo.
Pero cuando inversores y accionistas ya contaban con que la operadora había retomado sus pagos huyendo del scrip dividend, llega el anuncio de que Telefónica mantendrá los 0,75 euros por acción, pero repartiendo casi la mitad con esta fórmula. Solo el segundo pago de 2014, el que habitualmente se entrega en mayo del año siguiente, se repartirá íntegramente en metálico con 0,4 euros por acción. En cambio, el primer pago de este año, el de 0,35 euros que abonará el próximo noviembre, se distribuirá bajo scrip.
Es decir, que Telefónica no tendrá que desembolsar los 3.413 millones de euros que suponen pagar en efectivo el dividendo completo. Todo dependerá de los accionistas que soliciten expresamente el pago en metálico. A ellos es precisamente a quien perjudica esta decisión, pues al no recibir acciones se diluye tanto su participación en la compañía como en los beneficios que esta genera. En la última ocasión, los tenedores de un 62 por ciento del capital aceptaron acciones, con lo que la operadora tuvo que ampliar el capital un 1,6 por ciento, poniendo en circulación unos 71,2 millones de títulos nuevos.
Rentabilidad 'irreal'
Con el regreso del dividendo en efectivo, Telefónica disputaba con BME la rentabilidad real más alta de la bolsa española, con un 6,7 por ciento, pues solo el Santander las superaba con un 8 por ciento, pero basado en cuatro entregas vía scrip dividend. Por tanto, ahora es BME quien vuelve a tener en solitario la retribución más elevada entre las cotizadas españolas.
De hecho, la gestora de la bolsa anunció el mismo día que eleva el dividendo complementario de 0,6 a 0,65 euros. Es la primera vez que sube el importe en cuatro años, aunque de momento no se conoce si habrá pago extraordinario.