
Quizás habría tachado de mala oferta un depósito al 1,5% hace un año. Pero ahora, es lo mejor que podrá cerrar antes de que se produzca una nueva oleada de recortes. ¿Otra más? Sí. Con la presión que sufren los márgenes de la banca, no tiene ningún sentido que los depósitos españoles sigan siendo los más rentables de Europa en un contexto de bajos tipos de interés en el que, además, ya no cuentan con la competencia de uno de sus principales rivales: las letras del Tesoro.
Tres factores que invitan a pensar que la rentabilidad del depósito bancario tiende a acercarse a cero sin ninguna probabilidad de volver a años pasados.
A día de hoy, el mercado no espera que sea el próximo 6 de marzo cuando el Banco Central Europeo (BCE) anuncie una nueva bajada en el precio oficial del dinero (ahora en el 0,25%), ni tampoco que sea ese día el elegido para situar la facilidad de depósito en negativo -lo que implicaría que los bancos que quieran guardar su dinero en la hucha de la institución tuviesen que pagar-. Pero lo que sí se descuenta es que la implementación de ambas medidas llegará en próximas fechas.
Las consecuencias de la primera, una bajada de tipos, es clara. La banca suele revisar a la baja la remuneración que entrega por su pasivo. Pero, ¿cuál sería el impacto que tendría la segunda, un tipo de depósito negativo, sobre los plazos fijos que las entidades financieras comercializan entre los particulares?
Para José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, pocas. "Tengo dudas sobre la racionalidad de esta decisión. En teoría puede desincentivar que los bancos depositen dinero en el BCE y lo movilicen en préstamos al mercado o a la economía. Pero al final, dependerá del tamaño del tipo negativo", señala. "La rentabilidad de los depósitos bancarios, sin embargo, depende de tres factores: los tipos de interés oficiales, el impacto regulatorio y las condiciones para captar dinero de los mercados", añade.
Sacan ventaja a las letras
Y precisamente, ese último factor, el de las condiciones para captar dinero en los mercados, resulta más que favorable en estos momentos. Basta con mirar cómo se ha reducido el coste de financiación para el Tesoro Público -o incluso para las empresas-.
Si en febrero del año pasado, el interés de las letras a un año era del 1,548% -las letras son los títulos de cuantos emite el Tesoro que más compiten con los depósitos por captar el ahorro de los particulares-, en la última subasta comparable la factura se abarató hasta el 0,618 por ciento. Es decir, menos de la mitad de lo que pagan los depósitos hoy en día.
A pesar de que la rentabilidad de estos productos se encuentra en mínimos (entregan, de media, un 1,4 por ciento), también es superior a la remuneración que ofrecen en el resto de Europa -en países como Francia, Italia o Alemania resulta difícil encontrar depósitos con intereses superiores al 1%-.
Mientras tanto, en España, aún quedan cuatro entidades (Openbank, CaixaBank, Citi y Bankia) en las que todavía se puede firmar un 1,75% a un año e incluso un 2,5% a través de Espirito Santo. Pero son especies en extinción y el resto de la oferta comercial está ya por debajo. La situación es tal, que los que intereses que hace unos meses eran tildados de pobres -en comparación con las rentabilidades superiores al 4% que llegaron a pagar-, deberían empezar a ser considerados, sobre todo por el inversor de perfil más conservador que no quiere asumir riesgo, aunque solo sea porque tienen los días contados.
Sus intereses pronto se alejarán del 1,5% para ir acercándose poco a poco a cero o, lo que es lo mismo, a lo que paga el resto de Europa por el pasivo (entre el 0,3% y 0,7%). Es decir, la tendencia española de extratipar estos productos que se inició en 2008, ante el cierre de los mercados de financiación mayorista, va camino de tocar fondo.
Y una de sus consecuencias debería ser un cambio de la estructura del ahorro fina% por ciento está invertido en depósitos según Inverco. Ahora, hasta el ahorrador más conservador tendrá que asumir riesgo si quiere algo de rentabilidad.