Zinkia tiene de plazo una semana, hasta el 12 de noviembre, para decidir qué solución dará a los inversores que suscribieron la emisión de bonos simples que lanzó en 2010, con la que captó 2,23 millones de euros (casi 9 millones menos de los que se fijó como objetivo).
Ahora, la preocupación de quienes acudieron a su llamada es doble. Por un lado, la que suscita el hecho de que Zinkia no haya logrado la financiación que precisa para solucionar sus tensiones de tesorería a corto plazo, después de que renunciara a la segunda emisión de bonos lanzada el pasado 8 de octubre ante la ausencia de demanda, alejada por la advertencia lanzada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Y por otro, porque a una semana de que Zinkia tenga que devolver el principal, los bonos emitidos en 2010 han perdido un tercio de su valor en el mercado secundario, una huida que anticipa el temor del mercado a que Zinkia no pueda reembolsarlo.
Según el último precio de referencia, a 5 de noviembre, que recoge el mercado español de renta fija AIAF, los bonos de Zinkia cotizan con un descuento del 43%. Sin embargo, no ha sido hasta el 8 de octubre, precisamente, cuando el precio de estos títulos ha comenzado a caer. Hasta ese día, antes de que Zinkia lanzara su segunda ronda de bonos y la CNMV alertara de los riesgos asociados a la misma, la deuda emitida hace tres años cotizaba a su precio inicial (ver gráfico).
¿Ampliación a la vista?
Ahora, con el reloj marcando la cuenta atrás hasta el vencimiento, la pregunta es qué hará Zinkia (en preconcurso de acreedores desde el jueves) con los bonistas que respaldaron la emisión. Aunque ayer la compañía declinó hacer declaraciones, hace dos semanas, José María Castillejo, su presidente y accionista mayoritario, que nunca ocultó los problemas de liquidez del grupo, ya anunció a elEconomista que, de llegar al extremo de no poder financiarse, tendrían que sentarse a hablar y renegociar las condiciones.
Aunque se desconoce cuál será la vía que adoptará la compañía para reestructurar su deuda, una opción podría ser la conversión de los bonos en acciones, que ayer cerraron con una caída del 13,04 por ciento hasta los 0,6 euros. A pesar de que suma pérdidas del 48 por ciento en 2013, sus títulos han bajado menos que el bono desde el 8 de octubre, un 25 por ciento. De salir adelante esta alternativa, la participación mayoritaria de Castillejo, que tiene un 64,7 por ciento de acciones pignoradas de Zinkia, quedaría diluida e, incluso, podría perder su posición de principal accionista.