
El Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal (Fed) se encuentran en las antípodas de la política monetaria. Mientras en EEUU se sigue barajando la fecha en la que la institución comenzará a retirar sus políticas de estímulo ante una mejora de la economía, Europa tiene sobre la mesa todo un abanico de medidas para ayudar a la economía y romper la fragmentación del mercado de financiación para las pymes de la eurozona.
Sin embargo, de cara a la reunión de la Fed de este miércoles y del BCE, de este jueves, su intención es la misma: disfrutar de unas plácidas vacaciones ante la llegada del volátil mes de agosto. En estos días en los que los inversores disfrutan de un merecido descanso, los volúmenes de negociación caen notablemente y se puede crear un contexto óptimo para el ataque de los especuladores. Para evitar esta situación, las dos instituciones se han empleado a fondo en las últimas semanas para dejar atada y bien atada la confianza de los inversores sobre la continuidad de sus políticas expansivas. Los expertos creen que en los dos próximos días volverán a enviar un mensaje de calma aunque no apliquen más medidas.
Aunque parezca contradictorio, el mensaje más optimista que puede mandar al mercado el presidente de la Fed, Ben Bernanke, pasa por un toque pesimista con la evolución de la economía del país, lo que significaría que la institución está dispuesta a mantener su dopaje monetario al que parece haberse vuelto adicto el mercado.
El 'Día D' en EEUU
Este miércoles será el 'Día D' para la economía estadounidense, ya que además de la reunión de la Fed se conocerá el dato adelantado del PIB del segundo trimestre del año. Los analistas esperan un avance anualizado del 1%, lo que significa el decimosexto trimestre consecutivo de expansión. Sin embargo, este dato pondría de manifiesto un frenazo en el avance del país de ocho décimas respecto a los tres primeros meses del año, lo que podría animar a la Fed a mantener sus estímulos monetarios más tiempo.
La entidad también estará pendiente del informe sobre la evolución del mercado laboral en julio, que se conocerá el viernes, ya que la propia institución ha vinculado sus políticas monetarias a la evolución del paro. Las previsiones que maneja el consenso de mercado apuntan a una caída de la tasa de desempleo de una décima, hasta el 7,5%, lo que significa igualar el mejor dato del año. Este será el último dato clave antes de que los bancos centrales inicien sus vacaciones de verano, que durarán hasta el tradicional simposio de Jackson Hole. Será entonces cuando empiece la carrera entre Janet Yellen y Larry Summers para ocupar el trono de Bernanke al frente de la Fed a partir de enero.
Con todos estos datos sobre la mesa, los miembros de la Fed elaborarán su política monetaria a la vuelta del verano. La mayor parte de analistas espera cambios en la política de compras de activos de la institución a partir de la reunión de septiembre. El 50% de los analistas consultados por Bloomberg cree que la entidad estadounidense disparará directamente en su primera reunión posterior al verano.
En cuanto a la fecha estimada para el fin de la ronda de compra de activos, sólo un 7% de las casas de análisis espera que llegue en el último trimestre del año. Por el contrario, el 50% de los expertos fija esta fecha en el segundo trimestre de 2014 y el 25% cree que cerrará el QE3 en el tercer trimestre del año próximo.
En las últimas actas de la Fed publicadas, correspondientes a la reunión de junio, la mitad de los miembros votaron a favor de retirar por completo el programa de compra de activos a finales de 2013.
Respiración asistida
Mientras la economía de EEUU comienza a andar por sus propios medios, el enfermo europeo todavía necesita la asistencia del BCE para seguir respirando. El pasado viernes se cumplía un año desde que el presidente de la institución, Mario Draghi, salvara al euro del colapso y, sin embargo, todavía son necesarias más medidas de estímulo para que se siga recuperando. La última ha sido flexibilizar el acceso a la liquidez que la institución ofrece a las entidades financieras europeas para que dediquen estos fondos a facilitar financiación a las pequeñas y medianas empresas.
Una medida más que se enmarca dentro de la política más expansiva que está aplicando el BCE y que podría incluir tipos de interés más bajos, aunque no será en esta reunión: "Sólo resta esperar que la entidad prolongue hasta final de año la inyección de liquidez sin límite y dé más transparencia sobre su política verbal", indica José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. Los cambios vendrán a la vuelta del verano.