
Lejos de conformarse con un vuelo raso, los halcones del Banco Central Europeo (BCE) quieren ganar altura. El núcleo centroeuropeo representado en la institución monetaria por los alemanes Jens Weidman, presidente del Bundesbank, y Joerg Asmussen, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, y el holandés Klaas Knot, presidente del Banco de los Países Bajos, lideraron el grupo de siete miembros del Consejo de Gobierno que vetó una rebaja de tipos histórica de la entidad en su reunión de la semana pasada.
Según publicó el periódico alemán Der Spiegel, los halcones bloquearon la propuesta de Peter Praet, otro miembro alemán del Comité Ejecutivo del BCE, de rebajar en un cuarto de punto el precio oficial del dinero hasta el 0,25%. Esta opción contaba con el beneplácito del presidente de la entidad, Mario Draghi, según las informaciones del medio germano, que, por otra parte, no reveló sus fuentes.
Esta decisión hubiese supuesto un paso histórico para la institución monetaria europea, que ya marcó un hito en la reunión de mayo, cuando situó los tipos de interés en el 0,5%. El propio Draghi reconoció la semana pasada que los miembros del Consejo de Gobierno de la institución habían discutido sobre una posible rebaja de los tipos oficiales, pero que, finalmente, habían decidido mantenerlos sin cambios por unanimidad. También hubo acuerdo pleno en crear una hoja de ruta de la entidad que incluye "tipos en estos niveles o incluso más bajos durante un extenso periodo de tiempo", según las palabras del banquero italiano.
Esta situación, sin embargo, pone sobre la mesa un posible bloqueo del núcleo centroeuropeo a una rebaja de tipos en el futuro. La posibilidad de un nuevo recorte, aún sobre la mesa, fue precisamente el origen del optimismo desatado en el mercado la semana pasada y que podría truncarse si los inversores no ven avances al respecto.
La duda que se plantea en este punto es: ¿qué necesitarán los halcones para no vetar una rebaja de tipos en el futuro? Los riesgos sobre la economía siguen en pie y la retirada de los estímulos monetarios en EEUU que la Reserva Federa a fechado para final de año, podrían incrementar la ruptura de opiniones en el seno del BCE.
España como ejemplo
Mario Draghi volvió a salir a escena y aplaudió la reforma del sistema bancario español, así como la recomendación del Banco de España de que las entidades financieras limiten el reparto de dividendos, para garantizar un adecuado nivel de capitalización. El mandatario compareció en el Comité de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, señaló la importancia de la política hiper prudencial para asegurar la estabilidad financiera y citó el caso de España, junto con Italia, Holanda y el Reino Unido.
"El Banco de España se encuentra en la necesidad de asegurar que el refuerzo del sistema bancario continúa y para ello ha recomendado que las instituciones de crédito limiten las distribuciones de dividendos y aseguren en todo momento niveles adecuados de capital", señaló ante los eurodiputados.
Por otra parte, se mostró preocupado por la elevada dependencia del crédito bancario para las pymes en los países bajo presión como España. Sin embargo, y aunque el BCE lleva tiempo tomando medidas para mejorar el crédito, reconoció la impotencia de la entidad para tomar soluciones efectivas. Incidió en que hay aspectos de este problema que no puede solucionar porque no dispone instrumentos ad hoc. Aunque matizó: "No creo que sea adecuado forzar a prestar a clientes en los que existe el riesgo de que no devuelvan esos préstamos". "Pedimos a los bancos que amplíen el crédito, pero cómo vamos a decirles que den crédito a una empresa que no tiene clientes", aclaró.
En su comparecencia, Draghi situó la recuperación de la economía de la eurozona a finales de 2013, o ya en 2014, gracias a las mejoras en los mercados financieros y la política monetaria acomodaticia, que se mantendrá en el tiempo.