El Tesoro Público podría desembolsar una factura inferior en la próxima subasta, que se celebrará este martes, ante la menor presión que existe en el mercado sobre la deuda española
El Tesoro Público regresa al mercado en los próximos días tras dos semanas de asueto. Y lo hará en un momento en el que la presión sobre la deuda española ha disminuido notablemente, después de que el mercado descuente que España será sometida a un rescate blando. Con la prima de riesgo -el termómetro que mide el interés adicional que exigen los inversores a los bonos españoles sobre los alemanes a diez años- por debajo de los 500 puntos básicos por primera vez en mes y medio, el Estado subastará el martes letras a 12 y 18 meses a un precio que podría ser inferior al que desembolsó en julio. Aunque un menor rendimiento reduciría parte de su atractivo, las letras continuarían rentando más que otros productos bancarios conservadores, como los depósitos.
La última vez que España emitió letras a 12 y 18 meses fue en julio, y lo hizo pagando un interés medio del 3,91% y del 4,24%, respectivamente. Si se tiene en cuenta la evolución protagonizada en el mercado secundario por los bonos a dos años, que se utiliza como referencia para las letras, todo hace presagiar que el Tesoro podría asumir unos costes inferiores a los del mes pasado. El 16 de julio, el día anterior a la subasta de letras a 12 y 18 meses, el rendimiento de los bonos a dos años ascendía hasta el 4,64%. Ahora, sin embargo, su interés se encuentra en el 3,76%. Por lo que, salvo sorpresas, esta vez el ahorro podría ser del 19% respecto a julio, es decir, la rentabilidad de estos títulos el martes podría estar comprendida entre el 3,21% y 3,43%. La más baja desde mayo.
La diferencia se estrecha
Si nada cambia hasta entonces, la brecha entre el interés de la deuda pública a corto plazo y el de los depósitos se estrechará aún más que en julio. Aunque no lo suficiente para que las letras pierdan su liderazgo.
Una de las separaciones más grandes en el rendimiento de ambos productos se produjo en junio. Por entonces, la tensión que soportaba España, con el rendimiento del bono a una década en el 7,15% y la prima de riesgo en los 589 puntos básicos, provocó que el Tesoro se viera obligado a desembolsar intereses superiores al 5% para obtener financiación en el mercado. Una rentabilidad muy superior a la que ofrecían de media los depósitos a un año, un 2,47%, la más baja desde que empezó la crisis. Dos puntos de diferencia que también fueron posibles, en parte, porque día tras día la banca revisaba a la baja la retribución que ofrecían sus imposiciones a plazo fijo para dar más visibilidad a otros productos bancarios, como los pagarés, que también se quedaron fuera de juego ante las letras.
En la actualidad, el escenario es distinto. La presión sobre la deuda pública ha disminuido y la rentabilidad media de los depósitos a un año ha aumentado. La necesidad de adquirir financiación y la imposibilidad de obtenerla en los mercados mayoristas ha reactivado la lucha por captar pasivo entre las entidades financieras, lo que ha permitido un repunte en el rendimiento de los plazos fijos a un año hasta el 2,66% en agosto (ver gráfico). Un punto menos de lo que podrían rendir las letras el próximo día 21 de agosto.
Aun así, existen siete depósitos concretos que están a la altura de los rendimientos que ofrece la deuda pública española a corto plazo (ver gráfico). Entre los que brindan mayores intereses se encuentran el de Oficinadirecta -el banco online de Pastor-, que entrega un 4,25% a un año; y el de Espirito Santo, que ofrece un 4,04%.