
Los especialistas en las finanzas del comportamiento (o conductismo financiero) habrán tenido un día decisivo con la OPV de Facebook, ya que pone de manifiesto una cuestión que los diferencia de aquellos que abrazan la hipótesis de los mercados eficientes: que los inversores pueden ser vulnerables a errores dictados por sus sesgos inconscientes.
Así lo asegura Mohamed El-Erian, codirector de inversiones de Pimco, en un artículo publicado por CNBC.com. Otra forma de explicarlo, continúa, es que la forma en que nuestros cerebros han evolucionado y funcionan puede no dar siempre como resultado las mejores decisiones de inversión.
Y las implicaciones pueden ir más allá. Facebook ha sido una de las OPV más infladas de la historia y es comprensible que lo sea. La empresa tiene más de 900 millones de usuarios en todo el mundo, es un líder, ha roto moldes y, como tal, sigue redefiniendo no sólo las redes sociales sino las interacciones de un creciente número de personas con Internet y sus dispositivos móviles.
Precio muy alto
En respuesta, los colocadores situaron el precio de la OPV en el máximo de una banda que, ya de por sí, se había fijado por encima de las expectativas iniciales del mercado. También incrementaron el número de acciones que se ofrecían al público y reservaron un tramo bien publicitado para los minoristas.
Todo esto puede haber amplificado perfectamente los riesgos de un error que los inversores pueden cometer, que es pagar en exceso por un nombre muy conocido e inflado, según este gestor. De hecho, la literatura de las finanzas del comportamiento advierte a los inversores contra caer en la trampa de permitir que la familiaridad trunque unas valoraciones ajustadas al riesgo.
Así, después de la burbuja inicial tras el retraso en la apertura del valor el viernes, Facebook se vino abajo y cerró prácticamente en el precio inicial de 38 dólares. Es más, los medios informaron de que hizo falta el apoyo de los colocadores para mantener el precio por encima de este nivel psicológico. Tuvieron éxito el viernes, pero no pudieron repetirlo ayer, cuando el valor se vino abajo definitivamente.
Aunque todavía está en sus primeros días, el comportamiento posterior a la OPV sugiere que los conductistas tienen un nuevo caso de estudio para analizar. Y este episodio de Facebook puede servir también como un recordatorio oportuno a los inversores de que deben considerar no sólo en lo que invierte, sino también cómo invierten, especialmente en los títulos inflados.
Y no son las únicas lecciones. Varios gurús han observado que la excitación sobre Facebook puede actuar como un catalizador para la vuelta del pequeño inversor a la bolsa, ya que hasta ahora se mantenía al margen. Pero "lo que ha ocurrido en los dos últimos días de trading, junto con las dificultades técnicas del Nasdaq el viernes, nos indica que tal vez haga falta esperar a otro catalizador más legitimado", concluye El-Erian.