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Los dividendos del Ibex ofrecen un 8% de interés... pero con 'trampas'

Ser uno de los índices europeos más bajistas en 2012 realza el brillo de las retribuciones del Ibex. La rentabilidad que ofrece es históricamente alta, aunque esconde peligros visibles

El alto dividendo que reparten las compañías cotizadas en España es un clásico entre los clásicos. Sin embargo, el histórico liderazgo de la remuneración de la bolsa española entre las europeas oculta hoy una gran falacia. La retribución que pagarán las empresas del Ibex 35 con sus resultados de 2012 ofrece una rentabilidad históricamente alta que roza el 8 por ciento. ¿Cómo resistirse a tan apetitoso bocado?, se preguntarán algunos inversores. ¿Dónde está la trampa?, recelarán sólo unos pocos.

Lo cierto es que ser uno de los índices europeos que más cae en 2012 -cede un 23,3 por ciento- vuelve a tener un lado positivo para el Ibex. Ahora que el inversor puede comprar títulos a precios mucho más bajos, el rendimiento que ofrecen los dividendos es mayor. Tanto que es la primera vez en su historia que el selectivo español brinda casi un 8 por ciento de rentabilidad, superando incluso aquel maravilloso 2008.

Sí, el mismo en el que detonó la crisis con la que hoy aún lidian las economías tras la quiebra de Lehman Brothers, pero también el mismo en el que las empresas generaron beneficios históricos que trasladaron a sus accionistas. Aquel año una gran paga extra llegó a los inversores en forma de dividendo, pues las empresas del Ibex ofrecieron un rendimiento de alrededor del 6,8 por ciento. Esta rentabilidad al menos duplicaba a la entregada en cualquier otro año anterior.

La importancia del cobro en efectivo

El esfuerzo por entregar altas retribuciones al accionista era -e intenta ser- la máxima premisa de las cotizadas españolas. Pero ahora no es lo único que caracteriza a la retribución made in Spain. Una nueva fórmula de remunerar se ha implantado incluso entre los grandes dividendos. El pago a través de la emisión de nuevas acciones, conocido como scrip dividend, ya es empleado por al menos diez valores del Ibex.

A partir de aquí surge la duda de hasta qué punto este histórico 8 por ciento es tan fiable y sostenible como en otras ocasiones. Hay varias trampas. La primera es el efecto que causa el scrip dividend. La emisión de nuevos títulos para retribuir supone que aumente el capital y que se reduzca el peso de los accionistas en él, por lo que al mismo tiempo que reciben una remuneración, se les está diluyendo su participación.

En este nuevo contexto hay algunos riesgos más. "La capacidad de las compañías españolas para emitir scrip dividend podría estar en peligro debido al desarrollo económico y las presiones regulatorias. Estas presiones podrían hacer que los bancos y los inversores privados estén menos dispuestos a aceptar las acciones en lugar de dinero en efectivo", advierte la agencia de calificación Fitch. La necesidad de liquidez manda.

Más que una predicción, ya es un hecho que los inversores demandan cada vez más dinero en metálico. Las acciones arrastran tanta incertidumbre que no convencen y en muchos casos lo que se busca directamente es liquidez. Un claro ejemplo se vio en las últimas entregas del Santander y BBVA. El porcentaje de accionistas que aceptaron recibir el pago en acciones se redujo significativamente respecto a otras ocasiones. Un 25 por ciento del capital reclamó percibir el dividendo en metálico, mientras que en las citas anteriores el porcentaje que optó por la liquidez fue del 10 por ciento. El nuevo dato puede parecer bajo, pero hay que tener en cuenta que las compañías sólo pagan en efectivo en el caso de que el accionista lo pida.

Pero, ¿qué supondría que los inversores rechacen cada vez más el dividendo en títulos? "Si las empresas se ven presionadas a abonar más dividendo en efectivo de lo que tenían previsto, podrían tener que tomar medidas -incluyendo recortes del importe- para preservar sus perfiles crediticios", cuestionan desde Fitch. Es decir, que la fórmula, que en principio está salvando a muchas entidades de desprenderse de dinero en metálico, podría no ser tan mágica, y si sigue creciendo el porcentaje de aceptación en efectivo podrían tener que replantearse su política de remuneración.

No obstante, algunos expertos señalan ventajas que pueden llevar al accionista a aceptar ahora el pago en acciones. Lo principal es que no tendrá que tributar por el título que recibe hasta que no lo venda. "Valoramos que esta forma de retribución también puede ser muy atractiva actualmente para el inversor, dados los precios a los que están llegando la mayoría de las empresas del Ibex (mínimos históricos) y su potencial de revalorización", añade Manuel Campos, de Serfiex.

No encuentra rival

Si el Ibex ofrece una rentabilidad histórica que triplica ampliamente la que ofertan los depósitos bancarios -la media está en el 2,47 por ciento- y que saca casi 2 puntos porcentuales a la que paga la deuda española a diez años, es porque hay una docena de compañías del índice cuyos dividendos rentan al menos un 8 por ciento. ACS, Santander, Telefónica, FCC, CaixaBank, BME, Iberdrola, Gas Natural, BBVA, Repsol, Enagás, Mapfre y Red Eléctrica son las que esconden los grandes dividendos, aunque muchas incluyen el scrip dividend.

En otros países es imposible encontrar tantas compañías con esta rentabilidad por dividendo. La desventaja que arrastra el Ibex en el parqué le ayuda a dejar a sus compatriotas europeas muy rezagados. Entre los grandes índices, sólo el portugués PSI 20 ofrece un rendimiento superior al 5 por ciento, mientras el interés que puede cazarse en los selectivos de Alemania y Reino Unido se queda en el 4 y el 4,3 por ciento, respectivamente. En el parqué francés, el Cac 40 defiende una rentabilidad del 5 por ciento, ya que 16 empresas remunerarán con rendimientos superiores a este 5 por ciento.

Si en Europa no encuentra rival, el Ibex deja totalmente fuera de juego al resto de grandes índices mundiales. Las empresas estadounidenses han tomado buena nota de la retribución al accionista en los últimos años, pero las rentabilidades que ofrecen aún distan mucho de las que pagan las cotizadas españolas. En el Dow Jones, la rentabilidad por dividendo media se sitúa en el 3 por ciento y en el caso del tecnológico Nasdaq 100 no alcanza más que el 1,3 por ciento.

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