Bolsas, particularmente el sector bancario, y primas de riesgo han acaparado en las últimas semanas el protagonismo, como focos de preocupación, a medida que la crisis de la Eurozona está adquiriendo una dimensión cada vez más tenebrosa.
Pero entre el ruido mediático generado en torno a los activos de mayor riesgo han empezado a llamar la atención las muestras de debilidad que está dando el oro. La última y más clara llegó ayer, cuando el precio de la onza retrocedió hasta marcar un mínimo intradía en 1.546 dólares, su nivel más bajo desde el 29 de diciembre del año pasado. Lo que significa que el oro no está siendo rentable por primera vez en doce años.
Además, el metal está cotizando a un 13,8% de sus máximos en el año (que marcó el pasado 28 de febrero al alcanzar los 1.792,7 dólares en el intradía), y se sitúa asimismo un 19,5% por debajo de sus máximos históricos, los 1.920 dólares a los que llegó a intercambiarse el 6 de septiembre del año pasado.
Obsesión por la liquidez
Si la quiebra del euro es una posibilidad más real ahora que hace unos meses, ¿por qué los inversores no se están refugiando en el oro? La clave de las caídas del metal precioso está en que se trata de uno de los activos más líquidos que se pueden encontrar hoy en los mercados, en un momento en que la elevada incertidumbre ha provocado que la liquidez vuelva a ser la principal obsesión de los inversores.
"Ahora que los activos y los bonos del gobierno garantizados vuelven a atraer el interés, las inversiones de alta liquidez como el oro son fáciles de dejar y esto explica por qué se ha visto más perjudicado que otros mercados, especialmente considerando que el factor determinante del mercado en este momento proviene de la inestabilidad política en Europa", explican desde Saxo Bank en su último informe sobre materias primas, en el que añaden que "los especuladores mantienen posiciones largas mucho más reducidas que durante las correcciones anteriores, especialmente en comparación con las dos caídas bruscas que se registraron en diciembre y febrero".
Así lo corrobora el último informe semanal sobre metales preciosos de ETF Securities, que revela que la proporción de posiciones compradoras sobre el oro ha caído a su nivel más bajo desde 2008. "Con algún tipo de ruptura en la configuración de la eurozona cada vez más posible, una vez que la fase inicial de ventas del oro finalice, los inversores probablemente se volverán a centrar en encontrar activos alternativos con valor, siendo el oro la última alternativa frente a las divisas fuertes".
Sin embargo, desde la firma señalan que los fundamentales de este activo siguien mostrando fuerza en el medio plazo, basándose en que "se espera que las políticas monetarias sigan altamente expansivas en 2012, con las importaciones de oro de China a través de Hong Kong en marzo en máximos de todos los tiempos, y con India eliminando los impuestos especiales sobre el oro".
El rally, en los extremos
De momento, los expertos descartan que se vea próximamente un rebote en los precios del activo, que ahora es más de riesgo que propiamente un refugio. Desde Ecotrader, el analista Joan Cabrero señala que "el oro ya no encuentra soporte digno de destacar hasta la zona de mínimos del año pasado en los 1.525 dólares".
¿Qué tendría que suceder para ver otro rally del oro? El movimiento correctivo muestra que sólo podrían alentar las alzas los escenarios extremos. Uno de ellos sería la activación por parte de la Reserva Federal de una tercera ronda de estímulo cuantitativo (QE3), que sirviese para inyectar confianza en el mercado y traer de vuelta el apetito por el riesgo.
En ese contexto, el oro ejercería como un activo de riesgo, alineándose con petróleo y bolsas en las subidas, como ya sucedió en las dos anteriores ediciones del QE: durante el primero (del 25 de noviembre de 2008 al 31 de marzo de 2010) se revalorizó un 36%; en el segundo, que se produjo entre el 3 de noviembre de 2010 y el 30 de junio de 2011, avanzó otro 12,3%. La segunda posibilidad sería el peor de los escenarios posibles: que los próximos comicios helenos no arrojasen un ganador claro, produciendo una quiebra desordenada que conduciría al país a salirse del euro.
En ese caso, el oro volvería a actuar como activo refugio, máxime teniendo en cuenta que los otros refugios tradicionales (deuda alemana, británica y estadounidense) ofrecen rentabilidades cercanas a mínimos históricos. Existe una tercera opción, la menos probable en el corto plazo, que podría alentar las subidas: que la recuperación económica ganara fuerza, y que el crecimiento trajera inflación.
Entre tanto, también es necesario controlar la reacción de los inversores según qué niveles alcance el metal. Desde Saxo Bank declaran que la preocupación llegará "sólo el oro entra en territorio negativo durante el año y supera el mínimo de diciembre en 1.522 dólares".