Agárrense, que vienen curvas. Las tentativas de Repsol por conseguir una mejora de su calificación crediticia se han visto frustradas tras la decisión de Moody's, comunicada hoy, de recortar el rating de la compañía desde Baa1 hasta Baa2.
Desde la agencia alegan que han tomado su decisión en base al "marcado incremento del endeudamiento y el deterioro de los parámetros financieros" reflejados en las cuentas para el pasado ejercicio, "en paralelo con un incremento significativo de las inversiones requeridas para financiar sus proyectos de crecimiento clave".
La decisión de Moody's llega dos semanas después de que Repsol (REP.MC) publicara unos resultados de 2011 inferiores a lo esperado con una caída de su beneficio neto del 53,3%, hasta 2.193 millones de euros.
Precisamente el programa de inversiones que está realizando Repsol para mejorar su perfil de upstream, aplaudido en el pasado gracias a pactos como el firmado con la china Sinopec para explotar los yacimientos de Brasil, está volviéndose ahora en contra de la compañía.
Moody's cree que si la petrolera sigue adelante con su actual plan de expansión se verá obligada a reducir su deuda en los próximos 2 ó 3 años "más allá de la esperada reducción derivada de desinversiones y/o la utilización de sus propias acciones compradas a Sacyr en diciembre de 2011 para pagar un script dividend". Según las previsiones del consenso de mercado, la deuda será de 17.233 millones de euros en 2012 y de 16.436 millones en 2013.
Otro de los puntos que Moody's ha tenido en cuenta para recortar el perfil crediticio de Repsol un escaló ha sido la tensión creciente que está sufriendo la petrolera a cuenta de la amenaza de nacionalización que se cierne sobre su filial argentina YPF (se prevé que hoy las autoridades del país retiren las licencias de esta compañía).
Esta amenaza que está penalizando la cotización de la compañía que preside Antonio Brufau, que cede en torno a un 18% en el año. Moody's también ha puesto en perspectiva negativa el rating actual de YPF, Ba2.
El resto de factores que atribuye la agencia a la contracción del beneficio operativo y la generación de cash flow han sido la caída de la producción de hidrocarburos debido a la guerra civil en Libia (el país produce el 12% de las reservas probadas de Repsol) y "un significativo estrechamiento de los márgenes de refino que refleja el muy arriesgado entorno operativo que prevalece en Europa".
La recomendación, intacta
Pese a todas estas visicitudes, el consenso de mercado sigue recomendando comprar los títulos de Repsol. De hecho, la petrolera es la única de las blue chips españolas donde los analistas aconsejan entrar.
En la última semana, la media de bancos de inversión ajustó ligeramente a la baja su precio objetivo, desde 25,85 hasta 25,5 euros la acción. Esta cifra sigue proporcionando a la compañía un potencial alcista superior al 30% a un año.
Carlos Doblado, analista de Ágora A.F. para Ecotrader, señala el nivel de los 16,9 euros como la referencia que no debería perder la acción: "El valor se ha deteriorado mucho en los últimos meses y los 16,9 euros serían la única referencia que nos diría algo para análisis en tendencia". Doblado estima que el entorno del valor no empezará a mejorar hasta que éste no rompa la resistencia de los 19,7 euros.