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Draghi: "Hemos evitado una crisis de crédito aún mayor"

Y a la tercera reunión, descansó. Tras rebajar los tipos de interés en sus dos primeras reuniones como presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi se tomó un descanso y mantuvo ayer el precio del dinero en el 1% en la primera cita de 2012. De hecho, los intereses desempeñaron un papel secundario. En esta ocasión, el protagonismo correspondió a los efectos del histórico préstamo a tres años de 489.200 millones de euros que la institución concedió a la banca el pasado 21 de diciembre.

El banquero italiano no escatimó elogios a esta medida. A su juicio está siendo "efectiva" y llegó "justo a tiempo". ¿Por qué motivo? Primero, porque ha "asegurado a los bancos contra el riesgo de quedarse sin liquidez"; y segundo, porque ha impedido "mayores restricciones de financiación" en un entorno en el que los bancos afrontarán este trimestre vencimientos de deuda por valor de 200.000 millones. Ya, ¿pero qué hay del crédito a la economía real?, se le preguntó. Y fue ahí donde se mostró más contundente: "El préstamo ha evitado una contracción del crédito aún mayor". Este alivio le animó a pronosticar que el siguiente préstamo a tres años, que tendrá lugar el 29 de febrero, también se encontrará con una "sustancial demanda".

Sobre estos cimientos, incluso se atrevió a asegurar que "el dinero del préstamo está fluyendo por la economía", una afirmación que contrasta con la impresión que transmite el dinero que las entidades están llevando a la facilidad de depósito del BCE, el mecanismo que la institución monetaria les ofrece para que puedan aparcar en ella su dinero sobrante durante 24 horas. Desde el 21 de diciembre, este recurso no ha dejado de marcar máximos históricos, hasta acercarse incluso a los 500.000 millones de euros; y el dinero que se estaciona en la facilidad, no puede estar en la economía -ni en otro lado-. Tal vez por eso, Draghi demandó al sector que "las necesidades de reforzar su capital no deben impedir que financien a la economía real".

"Signos de estabilización"

Ese halo de optimismo que desprendió Draghi se vio acompañado de otro similar. Aunque reconoció que "la continuación de las tensiones financieras ha seguido afectando a la actividad económica", agregó que hay "signos de estabilización en la actividad a bajos niveles". Es decir, algo similar a que ve cierta luz al final del túnel. En paralelo, eso sí, no ocultó que el horizonte económico sigue sometido a una "alta incertidumbre y a unos sustanciales riesgos bajistas".

Para intentar remontar esta situación, Draghi arengó a las autoridades europeas para que culminen de una vez por todas los nuevos acuerdos fiscales de diciembre. Sobre todo, para que sean "efectivos y no ambiguos". A la espera de que Europa de esos pasos, no soltó prenda acerca de la posibilidad de aumentar las compras de bonos periféricos en el mercado, que por ahora sigue abierta.

Tampoco dejó escapar la ocasión para insistir en la necesidad de que los países acometan los ajustes fiscales necesarios y que, en paralelo, "emprendan reformas estructurales profundas y ambiciosas" para contrarrestar los efectos contractivos que los recortes provoquen en sus economías. En este sentido, y preguntado por las medidas de los nuevos Gobiernos de España e Italia, admitió que se están realizando esfuerzos "extraordinarios" y "progresos significativos y sustanciales en varios países".

Puerta abierta a más bajadas

Estos calificativos concuerdan con una situación anómala ante la que Draghi se dejó la puerta abierta para recortar más los tipos en el futuro si resulta necesario. Y los expertos asumen que será así. No en febrero, porque así lo dejó entrever el mandamás del BCE, pero sí posiblemente en marzo. "Habrá más bajadas de los tipos. Se ha eliminado una crisis como la de Lehman Brothers en Europa, pero persisten otros problemas, por lo que harán falta más estímulos", vaticina José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. "El BCE mantendrá los tipos por el momento y los recortará de nuevo, hasta el 0,75%, en marzo", prevén desde Nomura. Para Tom Rogers, economista del Ernst & Young Eurozone Forecast, "el BCE se ha puesto en modo esperar y ver". Y eso no le gusta. "Tememos que esté siendo otra vez demasiado cauto", sobre todo al no incrementar las compras de deuda en el mercado, se lamenta.

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