Bolsa, mercados y cotizaciones

La mujer del presidente del Banco de Suiza no es como la del César

La mujer del César no sólo debe parecerlo, sino serlo. Muchos habrán recordado este aforismo al escuchar el escándalo que ha salpicado a Kashya Hildebrand, la mujer del presidente del Banco Nacional Suizo (BNS), después del comunicado que emitió el banco Sarasin en el que advirtió que uno de sus empleados había robado información bancaria secreta de una de sus clientes. Nada más y nada menos que de la misma Kashya.

Este empleado decidió entregar la información a un partido declarado enemigo de Hildebrand, la Unión Democrática de Centro, desde el que argumentaron que ésta había utilizado información privilegiada para especular en el mercado de divisas. Los hechos se remontan al pasado 15 de agosto, cuando Kashya compró 500.000 dólares pagando en francos suizos. Y tres semanas después, el 6 de septiembre, el BNS decidió establecer un cambio fijo entre el franco suizo y el euro, lo que provocó una considerable apreciación del dólar que pasó en pocos minutos de 0,79 a 0,86 por franco. Un alza que le permitió ganar unos 35.000 francos con la transacción.

El desmentido de Kashya no ha tardado en aparecer. Atribuye la compra en dólares a la intención de aprovecharse del bajo nivel de esta divisa, y a que el 80% de las transacciones de su galería de arte se realizan en esta moneda.

Pese a todo, los Hildebrand han quedado limpios del embrollo, pero las dudas pesan en una sociedad que cuestiona la legitimidad de especular en el mercado de divisas cuando uno dirige el organismo rector de las finanzas de un país.

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