
Francia sigue quemando etapas en su cruzada por colectivizar los beneficios de las empresas. El mismo Sarkozy, que adopta decisiones tan antisociales como el bloqueo de fronteras a inmigrantes del norte de África, quiere suavizar ahora el diferencial entre el saldo anual de las compañías y los trabajadores.
La República gala, de hecho, ya legisla para obligar a los grupos con más de 50 empleados que engorden el dividendo distribuido al accionariado a pagar una prima a la plantilla. Se prevé que el proyecto de Ley pueda aprobarse a finales del mes de julio, por lo que los cálculos llegarían a contemplar las retribuciones a los tenedores de participaciones declaradas a partir del 1 de enero del año en curso.
Entre 1.000 y 1.500 euros
En principio, el ministro de Presupuesto y portavoz del Gobierno francés, François Baroin, cifró en 1.000 euros cada bono. Pero, tras las críticas de la principal patronal del país vecino y la mediación de la entonces titular de Economía, Christine Lagarde, Sarkozy tuvo que rectificar y asegurar que el monto definitivo resultará de las negociaciones mantenidas por empresa y trabajadores.
Diversas fuentes, en cambio, cuantifican las primas en alrededor de 1.500 euros, mientras desde El Elíseo se calcula que 8 millones de empleados se beneficiarán de la medida. O dicho de otro modo, la mano de obra de las 30.000 compañías francesas con plantillas que rebasan el medio centenar de efectivos.
En concreto, lo harán casi todos los trabajadores ligados a las compañías que configuran el parqué francés, salvo los de Alcatel, ArcelorMittal, Électricité de France, Unibail y France Telecom, cuyos grupos no engrosarán en 2011 la cuantía bruta de su dividendo, según el consenso de mercado recogido por FactSet. En suma, los valores que cotizan en el Cac 40 registrarán alrededor de 95.000 millones de euros en beneficios netos a finales del actual ejercicio, de los que aproximadamente la mitad se destinarán a pagar al accionariado.
Penalizacion
En 2010 las retribuciones a los tenedores de participaciones alcanzaron, incluso, los 60.000 millones. Pero esas mismas empresas, sin embargo, deben afrontar a la vez un apalancamiento total de unos 250.000 millones, con lo que la iniciativa de Sarkozy penaliza en gran medida los márgenes finales.
Queda por constatar si este nuevo dividendo social puede contribuir a frenar la ola de suicidios que persigue al sector empresarial francés. Aunque France Telecom, involucrada en gran parte de ellos y acusada de propiciar con su política de traslados miles de abandonos, no se verá obligada a repartirlo al no preverse aumentos en el extra con que retribuye a los inversores.
De acuerdo con el borrador del proyecto de Ley, los grupos que abonen las primas y los trabajadores que las perciban quedarán exentos de tributar por determinados gravámenes sociales hasta un límite de entre 1.000 y 1.200 euros. Las penas que se aplicarían en caso de que las empresas no respeten la iniciativa van desde multas de unos 4.000 euros hasta penas de prisión para los responsables de las compañías.
Rechazo empresarial
Las asociaciones de empresarios galas, por su parte, se muestran muy disconformes con la medida y denuncian el enorme daño que causará a las pequeñas y medianas empresas, después de intentar infructuosamente que el umbral de trabajadores se elevara a los 500. Y tachan asimismo a Sarkozy de oportunista al entender que bajo la iniciativa subyacen fines meramente electoralistas de cara a las elecciones presidenciales de 2012.
El presidente de la organización patronal francesa MEDEF, en primera persona, defiende que no procede comparar la repercusión de las primas sobre los valores del Cac con su alcance en grupos de 300 empleados donde los beneficios no pasan de los 300.000 euros anuales.
La norma, al menos, concederá a las compañías que no superen los 50 efectivos libertad de elección para acogerse o no al mecanismo de los bonus sociales.
Otra soga para un Cac asfixiado
La medida, desde luego, no sobreviene en el mejor momento al índice galo, ávido de papel nuevo y, sin embargo, aquejado de una acuciante sequía de salidas a bolsa. Con la demora del estreno bursátil de Verallia, filial del fabricante de materiales para la construcción Saint Gobain, que sigue a los retrasos de Canal +, Carrefour Property y Lucien Barrière, el Cac 40 acumula ya un año sin operaciones de calado. El último salto al parqué significativo efectivamente data de febrero del curso pasado cuando Medica se lanzó al vacío.
Según el ranking de Dealogic, el indicador francés, con sus 30 millones de euros captados desde principios de 2011, cae hasta el puesto 46 por salidas a bolsa en el primer semestre del año, muy lejos de Wall Street, que registra alrededor de 16.000 millones de dólares movilizados, Hong Kong y Londres.
Conforme explican los analistas, las empresas galas prefieren estudiar vías alternativas dirigidas a captar fondos, tales como ventas a fondos de inversión o a otras compañías. La extrema volatilidad del parqué se traduce en cautela al igual que en España, y los inversores se decantan por esperar a que la tempestad amaine.