
El pasado viernes, Nueva York se convirtió en el sexto estado de EEUU en permitir la unión legal entre personas del mismo sexo. En su defensa para que se reconociera este derecho a los homosexuales, el fiscal del estado, Andrew Cuomo, contó con algún apoyo inesperado: conocidos multimillonarios inversores de Wall Street. Una postura que no debería sorprender, apunta el columnista de MarketWatch David Weidner.
Según explica, hace tiempo que Wall Street es gay friendly y señala como punto de partida más significativo el escándalo que en 1998 lanzó a Christian Curry a la fama. El analista, que trabajaba para Morgan Stanley, fue despedido acusado de hacer un mal uso de su cuenta de gastos.
Sin embargo, el trabajador, que era homosexual, alegó acoso laboral. Su caso hizo fluir numerosas quejas de otros empleados del banco denunciando las hostiles condiciones a las que se enfrentaban cada día y corrieron ríos de tinta. Desde entonces, Morgan Stanley cuenta con un programa de "inclusión y respeto" y contrata con fruición a homosexuales, indica Weidner.
Pero no es el único. Otros titanes del sector que siguieron su ejemplo en la defensa de la igualdad y en la "carrera por captar el talento" son American Express, Bank of America, Citigroup o Goldman Sachs.
En casa
La progresiva apertura de la ciudad, que acoge cada vez más abiertamente la "cultura gay", ha favorecido también a que la tolerancia se haya extendido incluso entre los muros del templo conservador por excelencia. Y esto es literal.
Weidner señala que otro de los factores decisivos que han animado a estos ricos a respaldar el matrimonio homosexual es que a todos les toca de cerca. Paul Singer, el fundador de Elliott Management y "ferviente donante" al partido republicano, dijo que sí a la causa Cuomo. Su hijo es gay.
Otros nombres célebres como el de los gestores de fondos Clifford Asness y Daniel S. Loeb también colaboraron con el fiscal, no sólo con palabras de ánimo, sino también con billetes verdes contantes y sonantes -unos 100.000 dólares por cabeza, según informaba el New York Times este domingo-.
Por último, no hay que olvidar que el oficio de estos 'nuevos militantes' LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) es, fundamentalmente, ganar dinero, y defender el matrimonio homosexual es "un buen negocio sin más", concluye el columnista.