Cuando el camarero le tira una caña de cerveza suele llenarla lentamente y con el vaso algo inclinado, porque la espuma sale con mucha presión. Normalmente, antes de servírsela retira, además, parte de esa espuma. Y se preguntará, ¿qué tiene que ver la cerveza con la salida a bolsa de Bankia?
Fuentes del sector comparan la colocación entre inversores institucionales precisamente con lo que ocurre al abrir el grifo y servir una caña. Los institucionales extranjeros serían la espuma, pues son los que más presionan para que debute con descuento. Pero cuando Bankia empiece a cotizar en julio -cuando el camarero le entregue la cerveza- ya no quedarán tantos inversores de fuera -tanta espuma- y serán los nacionales -el líquido ámbar- los que predominen, frente a los extranjeros, en el capital que sacará a bolsa la entidad.
Eso sí, sin esa espuma la caña perdería parte de su encanto. De hecho, los institucionales extranjeros son claves para que Bankia logre su objetivo de colocar entre inversores institucionales la mitad de los 3.600 millones de euros con los que pretende saltar al parqué; el resto acabará en manos de particulares, a través de las sucursales de las siete cajas que forman el nuevo banco y del resto de entidades que participan en la colocación.
"Lo más importante para Bankia son los inversores institucionales extranjeros. Son ellos los que tienen más dinero y los que decidirán el precio", considera José Ramón Iturriaga, gestor de Abante Asesores.
El precio será determinante
Y es el precio lo que determinará el éxito de la operación. Mientras los más exigentes piden que salga a 0,2-0,3 veces su valor en libros (con un 70-80% de descuento respecto al precio de liquidación de sus activos, por temor a que el patrimonio de la entidad no recoja pufos derivados del crédito hipotecario y el mercado de morosidad), la entidad no pretende vender con tanto descuento. Y eso pese a que las últimas caídas han dejado a bancos como Popular y Sabadell cotizando a 0,6 veces, con lo que el estreno debería producirse por debajo de estos ratios.
En cambio, el objetivo de Bankia rondaría justo esa cifra. La pregunta es: ¿qué descuento máximo está dispuesto a aceptar Bankia? Hay un factor clave en todo esto y es que en el caso de sacarse muy barata, colocar 4.000 millones -más 400 destinados a la estabilización por parte de los bancos de inversión- podría equivaler a dejar circular libremente en bolsa la mitad del capital, es decir, a perder el control de la entidad y a abrir incluso la posibilidad de opas. Algo positivo para el inversor, pero a lo que no estarán dispuestos los actuales propietarios de Bankia.
La llave del institucional extranjero...
Durante el road show, los encargados de la colocación se han sentado con gestoras del todo el mundo, pero son las europeas las que han mostrado más interés en formar parte del proyecto de reestructuración. En general, la percepción del inversor institucional de fuera es más distante, ante el riesgo país que despierta España. Su desconfianza se deja ver desde el inicio de las conversaciones. "¿Qué porcentaje de su capital personal invertirá?", le están preguntando sin reparo a Rodrigo Rato, presidente de Bankia.
El primer banco de la nueva banca está sacando su artillería para convencer y explicar Bankia fuera de nuestras fronteras como una entidad con potencial de crecimiento, que contempla una importante reducción de costes y una mejora de márgenes. Argumentos que pueden no ser suficientes para el inversor asiático, árabe o americano, que muestra recelo al pasaparte español.
En Europa la colocación está siendo algo más sencilla. Incluso, hay fuentes que afirman que algunas aseguradoras han tomado la iniciativa y contactado con Bankia interesadas por la operación. Y es que entre los institucionales no sólo se espera que entren gestoras, también están mostrando interés mutualidades, family offices y congregaciones religiosas. Entre los posibles compradores no hay interés, sin embargo, por parte de sociedades de capital riesgo.
Pero el principal público objetivo siguen siendo las gestoras, que al fin y al cabo son las que invertirán mayores cantidades. Teniendo en cuenta la cifra que el nuevo banco pretende sacar a bolsa, fuentes consultadas apuntan a que el máximo importe que comprará una gestora no superará los 60-80 millones. La clave está sobre todo en aquellas que ya invierten en bancos españoles.
Dentro del Viejo Continente, la gestora soberana noruega Norges Bank se ha convertido en la segunda más importante en el mercado nacional y fuentes del sector confirman que los directivos y encargados de la salida a bolsa de Bankia ya han realizado la visita al país nórdico para vender los atractivos de la entidad. La pelota ya está en tejado noruego.
...y del español
Una de las peculiaridades de esta colocación es que el mercado percibe el éxito de Bankia como una cuestión de Estado, además de como un precedente para las próximas ventas de reestructuración financiera. Y por ello es fundamental el papel del institucional español. En este caso también está siendo más fácil captar el reclamo de gestoras con exposición a banca. No obstante, las conversaciones con otras españolas a las que nos les atrae al sector no han acabado con un rotundo no.
Así, según fuentes del mercado, en reuniones con los directivos de Bestinver, éstos no se han mostrado totalmente reacios y, al menos, han prestado atención al proyecto.
Si el road show da sus frutos y se coloca en el tramo institucional la mitad de lo que se quiere sacar a bolsa, en el resto no debería haber problemas. Bankia pretende colocar en oficina unos 1.800 millones. Para ello, ha pedido a las distintas sucursales que no engorden las peticiones pues confían que la demanda será más que suficiente. De hecho, se esperan entre 4.000-5.000 euros por orden, con lo que incluso podría haber prorrateo.