Goldman Sachs, uno de sus colocadores en el parqué, cree que las acciones valen 2,5 eurosLos títulos de la aerolínea se desplomaron ayer un 12 por ciento hasta su mínimo histórico
Ni los más viejos del lugar recuerdan algo como lo que le acaba de suceder a Vueling. La aerolínea de bajo coste contó con tres pilotos de excepción en su despegue bursátil vivido hace poco más de once meses: Morgan Stanley, JP-Morgan y Goldman Sachs. Y ayer, el último de estos bancos de inversión, el que pilotaba la operación, aconsejó a todos los pasajeros saltar del avión en paracaídas. Nunca antes un colocador bursátil había recomendado a los inversores salir de una empresa que había vendido en el parqué meses antes.
El banco de inversión estadounidense lo tiene claro: las caídas vividas por Vueling durante los últimos meses no son fruto del azar y continuarán en el futuro. Así, el último profit warning (revisión a la baja de sus resultados) de la empresa catalana -que hizo que la CNMV suspendiera su cotización durante toda la sesión del pasado lunes- ha sido la gota que ha colmado el vaso para que Goldman no vea más que peligros en la inversión en Vueling.
"El nuevo profit warning hará que Vueling tenga que afrontar problemas de generación de caja determinantes. Si sus pasajeros comienzan a cancelar vuelos y no reservan más pasajes, Vueling tendría un serio problema. Igualmente, si sus proveedores se alarman ante posibles impagos en el futuro, podrían reclamar antes los pagos lo que a su vez generaría a la aerolínea problemas de caja. Nuestras previsiones apuntan a que Vueling registrará pérdidas hasta 2009 y no será capaz de generar suficiente caja para evitar los números rojos", señalan desde Goldman.
Es decir, si se cumplen las previsiones del banco de inversión, los resultados de la aerolínea se irán comiendo año a año la caja de la que dispone la compañía para sacar el proyecto hacia delante.
Aún así, Goldman Sachs prevé cuatro circunstancias que podrían hacer caer en saco roto su idea de inversión, o desinversión: una mejora en los volúmenes de pasajeros; una caída en la competencia; una desaceleración del precio del petróleo y la llegada de una opa.
Desde Vueling, más que dificultades operativas, ven "problemas de valoración" ante el informe del banco norteamericano que ve sus títulos en 2,5 euros. Además, aclaran en todo momento que lo que está viviendo en la aerolínea no tiene nada que ver con lo que ocurrió hace meses con Air Madrid.
Además de Goldman, los otros colocadores mantienen opiniones contrarias sobre Vueling: Morgan Stanley aconseja prudencia con precio objetivo en 10 euros y, más lejos, JPMorgan se mantiene neutral con una valoración de 45 euros.
Síntomas de agotamiento
Pero más allá de las opiniones de los analistas, la compañía comienza a dar síntomas de agotamiento en su gestión operativa. Aunque en el último mes de agosto superó el millón de pasajeros (según datos oficiales de AENA) las previsiones no son tan buenas ya que espera que en los últimos cuatro meses del año haya una menor ocupación de los aviones y un menor ingreso por pasajero, dos de las variables más estratégicas del esquema de negocio de una aerolínea.
Tradicionalmente, el periodo más flojo de las aerolíneas es desde que finaliza el verano hasta Navidad. El año pasado, Vueling consiguió transportar en septiembre, octubre y noviembre, 483.806, 398.429 y 371.867 pasajeros, respectivamente, por lo que habrá que estar atentos a las cifras de este año. Si el número de clientes descendiera sería un mal síntoma para la aerolínea.
Los culpables de la crisis de Vueling tienen nombre y apellidos: los grandes gigantes europeos del bajo coste. Desde que easyJet y Ryanair aterrizaron en España, se ha desatado una guerra de precios que no todas las aerolíneas pueden asumir. Vueling ya comienza a pagar las consecuencias de esta feroz batalla pero puede no ser la única.