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El Banco Central Europeo (BCE) volvió a atender ayer -según ha anunciado hoy- una elevada demanda de préstamos a un día por parte de la banca. Fueron, en concreto, 14.921 millones, una cifra que descarta la hipótesis de un problema puntual y certifica que algo preocupante se cuece en la financiación bancaria europea.
Fue la sexta jornada consecutiva en la que la entidad presidida por Jean-Claude Trichet tuvo que emplearse a fondo en la ventanilla de emergencia que pone a disposición de la banca, conocida oficialmente como facilidad marginal de crédito y mediante la que los bancos pueden conseguir préstamos a 24 horas. En este intervalo, ha suministrado 89.551 millones de euros, una actividad que no se veía desde las semanas posteriores a la quiebra del banco Lehman Brothers en septiembre de 2008. Es más, las cifras de las seis últimas jornadas multiplican por casi 25 veces la media diaria que registra esta operativa desde que el BCE rige la política monetaria de la zona euro en 1999, que se limita a 60 millones de euros.
Los datos difundidos hoy constatan que, como señala una fuente del sector, "algo raro se cuece" en el mundo de la financiación bancaria. La hiperactividad posterior a la quiebra de Lehman se produjo, precisamente, porque este suceso secó los mercados de crédito y a las entidades no les quedó otro remedio que conectarse al prestamista de último recurso, función que en la zona euro corresponde al BCE.
Ahora, aunque el mercado interbancario continúa escaso de volumen, otros mecanismos de financiación de la institución monetaria, como la operación de préstamos a siete días que efectúa cada martes, reflejan una progresiva moderación. El martes, por ejemplo, los bancos apenas demandaron al BCE 119.000 millones en préstamos a siete días, la cifra más baja desde junio de 2010. ¿Por qué la banca solicita menos dinero a siete días, por el que además paga un interés del 1%, e incrementa la demanda de liquidez a un día, por la que desembolsa un interés mayor, situado en el 1,75%?
Adiós a la hipótesis del error
Hasta los datos conocidos hoy, fuentes del mercado planteaban la posibilidad de que la alta actividad anterior respondiera a una equivocación o un problema puntual en la financiación a siete días efectuada por el BCE el 15 de febrero. Explicaban que, en dicha operación, alguna entidad pudo quedarse corta de liquidez bien porque no introdujo la cantidad correcta que quería demandar, bien porque no presentó unas garantías válidas. Por esta razón, no le quedó otro remedio que acudir a diario a la facilidad marginal de crédito para atender sus necesidades de liquidez.
De haber sido así, la actividad debería haber vuelto a la actividad ayer, es decir, con las cifras difundidas hoy. Pero no ha sido así. ¿Entonces? Entonces se impone la otra teoría: la de que alguna entidad está atravesando graves problemas de liquidez y depende de la ventanilla de emergencia del BCE.
En este sentido, y aunque no se sabe de quién puede tratarse porque la institución publica los volúmenes totales, pero no quién pide el dinero, todas las miradas se dirigen a Irlanda, cuyos bancos siguen atravesando serios problemas. De hecho, se plantea que se trataría de un plan del Gobierno irlandés para vender activos de los bancos nacionalizados, y utilizaría la facilidad de un día para que estos activos siempre estuvieran disponibles y no "encerrados" en el BCE al ser utilizados como garantías de préstamos a más largo plazo.
Otras voces, sin embargo, recelan del incremento de la actividad. "¿Qué sentido tiene ir a la facilidad marginal de crédito y pagar un precio mayor por los préstamos, cuando hay financiación a una semana a un interés menor?", se pregunta un operador del mercado.
Todo ello, a una semana de la reunión que celebrará el BCE el 3 de marzo, una cita que se presenta de lo más caliente. Sobre todo, porque distintos miembros de la institución han advertido de la necesidad de endurecer el mensaje, e incluso preparar el terreno para una subida de los tipos de interés, ante el incremento de las presiones inflacionistas.