
Como era de esperar, el lenguaje fue cauteloso y comedido. El miércoles 12 de septiembre, el gobernador del Banco de Inglaterra (BoE, por sus siglas en inglés), Mervyn King, envió un documento sobre la reciente inestabilidad de los mercados financieros a la comisión del Tesoro británico. Sus palabras fueron equilibradas y su tono, sereno.
La carta de presentación de King al presidente de la comisión del Tesoro, John McFall, contenía una frase espeluznantemente profética: "Soy consciente de que enviándole esta declaración estoy tomando una foto de una escena rápida con una cámara de larga exposición". De hecho, aunque el mundo aún no lo sabía, la escena se movía verdaderamente deprisa.
En poco más de 24 horas, se filtró la noticia de que Northern Rock, considerada durante años una de las entidades de banca al por menor más inteligentes de Gran Bretaña, se había visto obligada a pedir ayuda al banco central. Los fondos del mercado al por mayor -el dinero en el que se había apoyado para su precipitada expansión desde sus inicios como sociedad de crédito hipotecario hace una década- se habían secado. Northern Rock necesitaba ayuda.
Condicionas curiosas
El jueves por la tarde, el BoE convocó una reunión a la que asistieron Sir Callum McCarthy, presidente de la Autoridad de Servicios Financieros (FSA), Mervyn King, Sir John Gieve, uno de sus adjuntos, y Paul Tucker, director ejecutivo del banco responsable de los mercados. Ese encuentro comenzó de una forma absurda.
Los funcionarios pidieron a los asistentes que entraran por la puerta trasera del BoE para esquivar a los fotógrafos. Después, se les dijo que acudieran a la estación de la calle Liverpool, a varios minutos a pie hacia el noreste. Allí, los recogieron y los condujeron hasta el BoE, en la calle Threadneedle.
A última hora de la tarde, el mundo bancario en su totalidad y el Gobierno intentaban desesperadamente difundir el mensaje de que no había necesidad de pánico. Dijeron que las personas que tenían dinero en el banco no debían preocuparse. Sin embargo, cuando Northern Rock abrió las puertas de sus sucursales el viernes por la mañana ya se habían formado colas. La gente quería recuperar su dinero.
Los primeros pasos
Northern Rock tuvo unos comienzos modestos como sociedad hipotecaria. Se fundó en 1965 a raíz de la fusión de las sociedades hipotecarias Northern Counties Permanent y Rock. En 1997, se desmutualizó. Su crecimiento explosivo comenzó dos años más tarde, cuando el banco empezó a recurrir a los mercados de capitales, una particular forma de asegurar la recaudación de fondos.
El enfoque en las hipotecas y una red limitada de 76 sucursales le permitieron convertirse en una máquina de alta eficacia. El banco creció desordenadamente hasta llegar a ejercer un papel líder en el mercado de las hipotecas. Hacia la primera mitad de este año, Northern Rock representaba casi una quinta parte de las hipotecas de hogares nuevos, convirtiéndose en el mayor actor en el mercado en 2007 y sobrepasando a HBOS, la matriz de Halifax.
Applegarth, un incondicional de Northern Rock, asumió el cargo de director ejecutivo hace siete años, convirtiéndose a los 39 años en uno de los jefes más jóvenes de una empresa del FTSE 100.
El modelo de bajo coste de Northern Rock y su capacidad para golpear por encima de su peso le valieron muchos admiradores en la City, aunque también se sugirió que el banco era demasiado agresivo. Los grupos de consumidores lo despellejaron por atraer con artimañas a sus clientes con tasas de ahorro difíciles de superar en el mercado para recortarlas a continuación.
Créditos por encima del valor de las casas
Los críticos también se centraron en la innovadora hipoteca Together del banco, que incluía una hipoteca y un préstamo no asegurado, y permitía a los clientes pedir hasta el 125% del valor de sus casas. Para algunos era demasiado arriesgado, acusación que Northern Rock negaba, señalando que sus atrasos hipotecarios eran menos de la mitad de la media en el sector.
Durante años, la fórmula de Northern Rock -emplear los mercados monetarios al por mayor para darle acceso a fondos que pudiera prestar- pareció funcionar. Sin embargo, en junio el banco sorprendió a la City al emitir un aviso de beneficios después de que le pillaran desprevenido unos aumentos más rápidos de lo esperado en los tipos de interés.
El revés fue desafortunado, aunque no desastroso. Fue a primeros de agosto, cuando los mercados de capitales al por mayor se secaron, cuando Northern Rock se encontró con un verdadero problema. Aguardó con la esperanza de que el mercado se aliviara pasada la festividad del día del trabajo en Estados Unidos el 3 de septiembre.
"Pero pasada la primera semana de septiembre, era obvio que el mercado no mejoraba", dijo Applegarth el pasado fin de semana. Aumentó el ritmo y la intensidad de los contactos con la FSA y el Banco de Inglaterra. A medida que circulaban rumores de que Northern Rock necesitaba salvación, se le acercaron otros bancos. Pero a Northern Rock y a sus asesores de Merrill Lynch, el Blanco de Inglaterra les dijo firmemente que tenían que reorganizarse antes de considerar propuestas de adquisición.
Futuro incierto
El precio pagado es que el nombre de Northern Rock es improbable que se recupere y que su futuro probablemente dependa de su adquisición. Pocos creen ya que Northern Rock tenga futuro en solitario. Applegarth admite que, durante los próximos meses, el banco tendrá que esforzarse por atraer a ahorradores, aunque su mayor problema será persuadir a los clientes actuales de que dejen su dinero en las cuentas.
El dinero prestado por el Banco de Inglaterra lleva un tipo punitivo de un punto porcentual por encima del tipo del Banco. Eso quiere decir que las hipotecas de Northern Rock perderán competitividad inevitablemente. En pocas palabras, no estarán haciendo otra cosa que flotar sobre el agua.
La estrategia de negocio completa de Northern Rock estaba basada en la noción de que los mercados monetarios globales siempre estarían abiertos a ello. No importa cuántas hipotecas adelantara, siempre habría más fondos para tomar prestados. Como se ha descubierto, era un supuesto imprudente y de confianza excesiva. A Applegarth le ha costado su reputación. Es probable que le cueste al banco su independencia.