
Con el acuerdo en la planta Mirafiori, el productor automovilístico Fiat abrió una brecha en el sistema italiano de relaciones laborales que puede desembocar en una verdadera revolución para el país: la posibilidad de sustituir la convención colectiva nacional por contratos de empresa.
Según varios observadores, la propuesta se basa en la experiencia de Alemania, donde el contrato colectivo es firmado por sector, aunque se puede esquivar en algunos casos.
El fin de semana pasado, los asalariados de la planta histórica de FIAT (F.IT) Mirafiori, en Turín (norte de Italia), aprobaron con el 54% de los votos el acuerdo que endurece las condiciones de trabajo de los trabajadores, pero evita el cierre de la fábrica.
El acuerdo da un vuelco sin precedentes en la situación laboral en Italia, ya que introduce la posibilidad de que la fábrica funcione las 24 horas del día y hasta seis días semanales, y reduce las pausas, además de triplicar el número máximo de horas extras hasta 120 anuales.
Igualmente se instaura un contrato específico que no depende de la convención colectiva para los obreros metalúrgicos.
"Lo que quería quebrar era el sistema esclerótico en el que se encuentran las empresas italianas y que es la razón por la que no son competitivas", aseguró el martes el director general de Fiat, Sergio Marchionne, quien espera aplicar la misma fórmula a otras fábricas italianas.
El miércoles, la Federación Nacional de la Metalurgia, Federmeccanica, aprovechó la ocasión para proponer la sustitución, en algunos casos, del contrato colectivo de los obreros metalúrgicos por uno de empresa.
Una propuesta "para modernizar" el país, según la líder de los industriales italianos, Emma Marcegaglia.
Gracias a esa propuesta, las empresas creadas a propósito por Fiat para eludir el contrato nacional podrían ser aceptadas de nuevo por la organización de industriales, de la que habían tenido que salir.
"Fiat actuó de explorador" y "por primera vez estamos ante un cambio radical", resumió el experto Maurizio Del Conte, profesor de derecho laboral de la Universidad Bocconi de Milán.
En Italia, donde no existe un salario mínimo, las condiciones de trabajo son fijadas por el contrato colectivo nacional del sector. Existe un segundo nivel de negociación a nivel de empresa, pero sólo para mejorarlo.
Los industriales precisaron que los acuerdos por sector deberán ser la norma para la mayoría de las empresas y que la nueva propuesta cobija ante todo a los grandes grupos, cuyos contratos deberán respetar algunas cláusulas.
Ante ello, los sindicatos frenaron tajantemente a los industriales y rechazaron unidos la propuesta, pese a que están divididos desde hace meses por el caso Fiat.
Los sindicatos apoyan los dos niveles de negociación, por sector y por empresas, sobre todo desde que en el 2009 se firmó un acuerdo para favorecer el diálogo con las empresas.
Para Cesare Damiano, ex ministro de Trabajo de izquierda, se trata de una propuesta "inaceptable", que causaría el 'Far West' o caos entre las empresas con contratos que favorecen "la desigualdad" y "agravan las condiciones de trabajo".
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