El miedo hacia la deuda de la periferia no ha asustado a los inversores. Estos han acudido a la subasta de hoy de letras del tesoro a 12 y 18 meses. Eso sí, han reclamado un 30 por ciento más de rentabilidad para comprar estos títulos. El Tesoro se enfrenta el jueves a una nueva subasta: la de obligaciones a 10 años.
El objetivo era captar entre 4.500 y 5.500 millones de euros en letras a 12 y 18 meses. Ha logrado 5.000 millones. Eso sí, para conseguirlo ha tenido que rascarse el bolsillo. Así, la rentabilidad de las letras a 12 meses ha sido del 2,45 por ciento frente al 1,859 por ciento de la emisión anterior del pasado 19 de octubre.
En cuanto a las letras a 18 meses, adjudicó un importe de 1.243,23 millones de euros a un tipo marginal del 2,747 por ciento frente al 2,028 por ciento de la emisión anterior.
En total el enacerecimiento ha sido del 33 por ciento. La razón simple: el miedo ha vuelto a apoderarse de los inversores. La evolución de la prima de riesgo en las últimas semanas también presagia un notable encarecimiento de la operación. A mediados de octubre, el mercado exigía a los bonos españoles a 10 años sobre los bund germanos unos intereses adicionales de 163 puntos básicos -ó 1,63 puntos porcentuales-, brecha que en la actualidad asciende a los 195 puntos básicos y que la semana pasada incluso rozó los 230 puntos básicos, el nivel más alto desde finales de los 90.
Y el jueves, obligaciones
Casi sin tiempo para valorar la operación de hoy, el Tesoro afrontará otra reválida el jueves, jornada en la que la deuda a corto plazo pasará el testigo a los títulos a largo plazo. Y la sombra del encarecimiento también planea sobre esta adjudicación. La última colocación de obligaciones a 10 años tuvo lugar en septiembre y entonces salieron con una rentabilidad media del 4,14 por ciento, inferior al 4,52 por ciento en el que se encuentra ahora. En cuanto a los títulos a 30 años, su rendimiento se situó en septiembre en el 4,77 por ciento, cuando ahora asciende al 5,39 por ciento.