
La deuda pública vuelve a acaparar el protagonismo después de un periodo de calma aparente. Esta vez la desconfianza pende sobre Irlanda, que ayer presentó su nuevo plan de ajustes. Las dudas acerca de que pueda cumplir los objetivos de déficit y sus dificultades para financiarse han hecho que la prima de riesgo de los países periféricos retome las subidas.
La rentabilidad exigida a la deuda de España, Irlanda, Grecia y Portugal se han disparado en los últimos días, a pesar incluso del capote de Moody's, que este lunes daba por desaparecido el riesgo de impago de estos países.
Hoy, el rendimiento de los bonos españoles a 10 años vuelve a subir hoy con fuerza, lo que ha llevado al diferencial frente al bund alemán a superar de nuevo los 200 puntos básicos. El spread del bono español frente al bund ha llegado a tocar los 204 puntos básicos, máximos desde julio, y cerca del récord de junio de 221 puntos básicos.
Sin embargo, el rendimiento actual, el 4,381%, es sensiblemente inferior que los niveles cercanos al 5% que llegó a marcar en el momento álgido de la crisis de deuda europea.
Irlanda trae de vuelta las dudas
Las aguas vuelven a estar revueltas debido a la incertidumbre generada alrededor del estado de las finanzas de Irlanda y también por la posibilidad de que el apoyo que brinde la UE a los países en apuros no sea tan firme como hasta ahora.
El detonante, la revisión del coste del rescate bancario. A finales de septiembre, el tigre celta anunció que el rescate a los bancos locales podría elevarse en otros 14.400 millones de euros adicionales y, acto seguido, tuvo que elevar su estimación de déficit público para el presente ejercicio. En concreto, el agujero en las arcas del Estado se elevará al 32% de su Producto Interno Bruto (PIB), debido al respaldo al sector bancario.
Por eso, como se esperaba, Dublín ha tenido que ajustarse más el cinturón. Ayer, anunció un nuevo plan para ajustar el déficit el próximo año en 6.000 millones de euros, un 3,6% del PIB. Esta cantidad supone alrededor del doble de lo que tenía previsto.
La medida ha sido celebrada por Bruselas, donde aún resuena la declaración de intenciones proclamada por Angela Merkel tras el acuerdo para la creación del fondo de rescate permanente. La canciller alemana, firme defensora de las sanciones a los países con déficit elevados, subrayó que el contribuyente no tiene por qué que pagar por los problemas fiscales de otros países.
Las palabras de Merkel han avivado los temores de los inversores, ya que lo que se plantea es que la voluntad de Berlín es crear un marco estable dentro de la Eurozona que permita la casi quiebra ordenada de un Estado.
"Teniendo en cuenta la continua dirección al alza de los bonos, es obvio que es la hora de la verdad", señala a a Bloomberg el economista jefe de Bloxham Stockbrokers. "Es la última oportunidad de Irlanda para impresionar. Si fracasa, podría tener serias consecuencias negativas", añade.