La Fed no ha anunciado finalmente compras adionales de deuda hipotecaria pero ha dejado abierta la posibilidad de hacerlo en el corto plazo. Es decir, puede que la deflación no ocupe ahora su mente pero tampoco ha dicho un adiós definitivo. Si la amenaza se convierte en realidad, sepa cómo defenderse de ella.
James Bullard, presidente de la Fed de San Luis, dio la primera voz de alarma: EEUU corre el peligro de importar una deflación a la japonesa. Esto es, caída continuada de los precios durante un largo periodo de tiempo. Es el mayor mal al que se puede enfrentar una economía, ya que la caída de los precios disminuye el beneficio de las empresas y también el consumo, porque que los consumidores no compran con la esperanza de que sigan cayendo.
Aunque Bullard fue el primer representante público en dar el primer toque de atención, ya había activos que descontaban este escenario: los bonos públicos. Primero fueron las dudas sobre la solvencia de los países europeos de la periferia (España, entre ellos). Y luego el miedo a que la deflación se exportara a la principal economía del mundo: EEUU. Dos razones que explican que la impresionante demanda de deuda pública llevara a la rentabilidad de los bonos a 10 años de países como EEUU, Alemania o Francia a registrar rentabilidades mínimas que, en el caso de las europeas, han sido históricas. El rendimiento del bund ha pasado del 3,38 al 2,39% este año y el del bono a 10 años norteamericano ha caído del 3,83 al 2,80%. ¿Puede seguir bajando más? A priori no, a no ser que la deflación deje de ser una amenaza para convertirse en una realidad.
Si esto sucede, los expertos tienen claro dónde habría que invertir: deuda pública, y de larga duración. El inversor obtendría rentabilidad por dos vías: la del bono en sí (en un contexto deflacionario la rentabilidad de las nuevas emisiones de deuda caería, lo que beneficia a los que ahora tengan bonos y cartera) y la de la duración ya que la curva de tipos se aplanaría. "Aunque los tipos nominales sean bajos lo más importante es identificar la rentabilidad real, descontada la inflación. Por ejemplo, si los tipos están en el 1,5% y la inflación es del 2% negativa tendríamos tipos reales del 3,5%", explica Felix López, socio director de Atlas Capital. Su recomendación en este contexto son fondos como BNY Mellon Euroland Bond o Pimco Euro Long Duration. Ambos registran rentabilidades positivas en 2010 y cuentan con una duración de la cartera superior a los cinco años.