
Todo comenzó el 9 de agosto de 2007, cuando el BCE acudió en auxilio de la banca con 95.000 millones de euros. Tres años después, un nuevo susto acecha: el descenso al círculo infernal de la deflación.
A mitad del camino de la vida, en una selva oscura me encontraba porque mi ruta había extraviado. [...] Yo no sé repetir cómo entré en ella pues tan dormido me hallaba en el punto que abandoné la senda verdadera...". Así empezó Dante Alighieri su mítico poema La divina comedia.
En él narra el viaje a los infiernos que emprendió la noche previa al Viernes Santo del año 1300. Un periplo tortuoso. Espantoso. Como esta crisis, que ha transcurrido por tantas etapas y es tan lúgubre que se asemeja a la experiencia del escritor florentino. Aunque con dos diferencias.
La primera, que en su camino contó con la ayuda de un guía, el también poeta Virgilio, un cicerone del que ahora no hay parangón para salir del atolladero. Y la segunda, que Dante visitó los nueve círculos del infierno en un día... y esta crisis cumple su tercer aniversario. Tres años en los que la sucesión de problemas ha sido continua.
1. Hipotecas 'subprime'
Anunciaron la que se avecinaba. Comenzaron a sonar a finales de 2006. Daban nombre a los préstamos hipotecarios concedidos en EEUU a personas sin ingresos ni trabajo estable, de ahí que no merecieran estar en la categoría prime -las otorgadas a clientes con mayor estabilidad económica-, sino en una inferior -subprime-, porque poseían más riesgo de impago.
De ahí que se tradujeran como hipotecas basura. Cuando ese peligro comenzó a manifestarse después de que la Reserva Federal (Fed), el banco central norteamericano, elevara los tipos de interés hasta el 5,25 por ciento en 2006, la primera impresión fue cauta. Esos productos suponían menos del 15 por ciento del crédito hipotecario total vigente en EEUU.
En apariencia, algo controlable. Pero la realidad era más dura. Las hipotecas subprime, desde su concesión hasta el uso que se hizo de ellas para crear vehículos de inversión, evidenciaron los excesos cometidos por la banca. Las subprime fueron el primer círculo de la crisis, la mecha de una bomba de endeudamiento que empezó a estallar en verano.
2. Crisis de liquidez
El siguiente círculo confirió carácter oficial a la crisis. La impresión de que las subprime escondían más peligros de los estimados y que su impacto trascendería las fronteras estadounidenses se confirmó cuando, el 9 de agosto de 2007, el Banco Central Europeo (BCE) respondió al S.O.S. enviado por los bancos.
El mercado interbancario, el cauce habitual en el que las entidades se financian, se había secado. Para atajar las tensiones de liquidez generadas por esta situación, el BCE les suministró 95.000 millones de euros. El interbancario no ha vuelto a funcionar con normalidad desde entonces y el BCE se ha mantenido como financiador.
3. Recesión
Enfermo el sistema financiero, era cuestión de tiempo que el contagio alcanzara a la economía real. Y así fue. En EEUU, la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, en sus siglas en inglés) fechó el inicio oficial de la recesión -contracción de la economía- en diciembre de 2007. El mismo fenómeno mostró sus garras en Europa a lo largo de 2008.
Los síntomas y los efectos fueron similares a ambos lados del Atlántico. Las dificultades bancarias y el exceso de deuda desembocaron en una interrupción del crédito al sector privado, un colapso que paralizó la inversión empresarial y el consumo y que terminó provocando desempleo. En estos momentos, las principales economías del mundo han dejado atrás la recesión, pero la amenaza de la recaída aún late en el ambiente.
4. 'Monoline'
Un nuevo concepto inglés se sumó a la lista inaugurada por las subprime. Se trató de las monoline, el término que reciben las aseguradoras o avalistas de crédito en EEUU. A comienzos de 2008, su nombre sonó porque su negocio estaba sufriendo el contagio de los problemas derivados de las hipotecas basura.
Después, con el transcurso de la crisis, pareció un problema menor, pero las dificultades de compañías como MBIA o Ambac constataron una de las características más dañinas de esta crisis: el virus de la destrucción se había introducido por todas las tuberías del sistema financiero.
5. Bear Stearns
Ya se había visto obligado a liquidar dos de sus productos de inversión en junio de 2007, pero sus problemas, lejos de aminorarse, crecieron. Lo hicieron hasta tal punto que, el fin de semana del 14 y 16 de marzo, la Fed tejió el rescate del banco Bear Stearns con una operación por la que fue adquirido por otra entidad, JP Morgan.
Esta maniobra certificó que la gangrena del sistema financiero norteamericano -y su impacto en los mercados internacionales- seguía su curso.
6. Fannie & Freddie
El rescate de Bear Stearns generó la ilusión de que lo peor de la crisis había quedado atrás. ¡Craso error! El infierno esperaba a la vuelta de la esquina. Comenzó a confirmarlo la intervención de las dos mayores sociedades hipotecarias de EEUU, Fannie Mae y Freddie Mac, rescatadas por las autoridades norteamericanas durante el primer fin de semana de septiembre de 2008 para evitar el desmoronamiento del mercado hipotecario.
7. Lehman Brothers
Justo una semana después, el suelo se abrió a los pies de los inversores. Lehman Brothers, uno de los símbolos del otrora poderoso toro de Wall Street, quebró. Además, la Fed maniobró para evitar que otra entidad, Merrill Lynch, y una aseguradora, AIG, siguieran el mismo destino. En los seis meses siguientes, las finanzas y la economía mundiales estuvieron al borde del colapso, sólo evitado porque los principales bancos centrales del mundo descargaron la mayor munición monetaria de la historia y por las expansivas medidas fiscales de las autoridades económicas. Cobrada la pieza de Lehman Brothers, esta crisis se ganó un hueco definitivo en la historia.
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