
El Tesoro Público emitirá hoy deuda. No es la primera vez que lo hace, ni mucho menos. Pero sí es la primera vez que lo hará después de que la prima de riesgo de España, medida a través de la diferencia entre la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a 10 años, haya superado los 200 puntos básicos - o 2 puntos porcentuales- por primera vez desde 1996.
Una brecha con la suficiente espectacularidad como para condicionar la operación. "No hay duda. El mercado tiene la subasta del jueves en el punto de mira. Es una fecha clave en unas semanas que también lo son para España", asegura un operador de renta fija que prefiere no ser citado.
Esta expectación y la ampliación de la distancia con respecto a Alemania responden a la creciente desconfianza que envuelve a nuestro país. Y estos recelos tendrán hoy precio: la factura de la emisión podría encarecerse como poco un 60% con respecto al anterior precedente. Eso es, al menos, lo que dice el mercado, ya que es la diferencia que existe entre el nivel en el que se encontraba la rentabilidad de los bonos a tres años en abril y en la actualidad.
Hace dos meses, con el rendimiento de estos títulos en el mercado secundario en el 2,05%, el Tesoro los subastó a un interés medio del 2,007%. Ahora, sin embargo, la rentabilidad está mucho más arriba. Alcanza el 3,26%, cerca de su nivel más alto desde finales de 2008, un repunte derivado de las masivas ventas de deuda española vista en los últimos meses.
Pocas opciones
"Los inversores internacionales no exigirán menos que esos intereses. En todo caso, pedirán más", reconoce otro experto en renta fija. Sólo dos factores propiciarían un encarecimiento menor: "Que los bancos españoles faciliten la colocación o que el Tesoro decida captar lo justo y no pagar un elevado precio", añade. En este sentido, el organismo emisor se ha fijado como meta conseguir entre 3.000 y 4.000 millones de euros. En abril, y en un entorno más tranquilo, no apuntó tan alto y obtuvo 2.900 millones con el lanzamiento.
Junto a los intereses y la cantidad emitida, el mercado también permanecerá muy atento a la demanda, otra referencia que servirá para pulsar el grado de desconfianza que envuelve actualmente a España. En abril, alcanzó los 5.211,5 millones de euros, con lo que superó en 1,8 veces la oferta.
Los analistas, además, advierten de que la emisión de hoy tiene una relevancia especial. Primero, porque se produce en un mercado expectante ante el futuro anuncio de la reforma laboral, por lo que los inversores podría presionar al Gobierno con una débil demanda o exigiendo unos elevados intereses. Y segundo, porque es la primera emisión del mes, por lo que podría marcar el devenir de las siguientes.
Pequeño respiro
A su favor, al menos, el Tesoro tendrá el leve respiro que los inversores dieron ayer a la deuda española. Las ventas dejaron paso a las compras, con el consiguiente descenso del rendimiento, que baja cuando el precio de los títulos sube. Así, la rentabilidad de los bonos a 10 años se moderó del 4,59 al 4,57%. Como, a su vez, los inversores recogieron beneficios en los bund alemanes, la prima de riesgo española se relajó de los 208 a los 200,4 puntos básicos.
Pese a esta tregua, la brecha aún es históricamente alta. Supera en más de ocho veces la media vista desde el nacimiento del euro, que se limita a los 23,8 puntos básicos. Esta referencia apoya la tesis de una posible sobrerreacción por parte del mercado en las últimas semanas. "La prima de riesgo actual de la deuda española es la misma que tenía Grecia hace sólo seis meses, cuando la calificación de su deuda era A-, cinco grados por debajo de la que actualmente tiene España", aseguran los expertos de Banif.