Los inversores tienen la oportunidad de presenciar esta semana un fenómeno que sólo se ve en los mercados de vez en cuando. La Fed se reúne hoy, mientras que el BCE y el Banco de Inglaterra lo hacen mañana. La coincidencia de las reuniones en una misma semana no se producía desde mayo de 2004.
En aquella ocasión, los parqués sufrieron un auténtico empacho de bancos centrales. Las pérdidas así lo atestiguaron. Entre las bolsas más desarrolladas, los descensos sufridos durante dicha semana oscilaron en la mayoría de los casos entre el 1 y el 3 por ciento, unas caídas que fueron ampliamente superadas por los mercados emergentes. Así, países como Argentina, Brasil, Rusia o Indonesia registraron recortes superiores al 4 por ciento.
Aunque, desde luego, la historia no tiene por qué repetirse, esas cifras sí arrojaron una conclusión: la influencia que la triple cita con la Reserva Federal (Fed) estadounidense, el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BoE) puede ejercer sobre el pulso y la actuación de los inversores.
Fed
El encargado de abrir fuego será el banco central norteamericano. Los miembros del Comité Federal del Mercado Abierto, el órgano de la Fed que establece los tipos de interés en la primera economía mundial, se verán las caras el miércoles. Además de ser la primera de las tres reuniones, también tiene el privilegio de acaparar las mayores dosis de expectación e incertidumbre. Y no precisamente porque se esperen variaciones en el precio del dinero, ya que los 85 expertos consultados por la agencia Bloomberg apuestan por un mantenimiento de los tipos en el 5,25 por ciento, sino porque los inversores anhelan que la Fed empiece a recortar ya los intereses.
Hasta el momento, sin embargo, ni siquiera ha podido preparar el terreno para ello. La marcha de los precios aún no le ha dejado. De hecho, la propia Fed reconoció en su última reunión, que tuvo lugar en marzo, que su "preocupación predominante" sigue siendo la inflación.
Aunque el escenario no ha variado mucho desde ese momento, los recientes datos de productividad, salarios y empleo han atemperado los temores inflacionistas, por lo que la Fed sí puede introducir algún matiz que refleje una menor inquietud. "Probablemente, la Reserva Federal nos recordará que el principal riesgo es la inflación, por encima la desaceleración económica. Pero estoy convencido de que verá con mayor tranquilidad esta combinación de objetivos", afirma José Luis Martínez, estratega en España de Citigroup.
Si es así, y la Fed hace un guiño a los inversores con un discurso más moderado que el de marzo, los parqués internacionales lo celebrarían, ya que sería la primera piedra de un futuro descenso de los tipos. Al mismo tiempo, esa modificación también podría influir en otros mercados. Las compras aumentarían en los bonos, mientras que el dólar encontraría un nuevo argumento para seguir cayendo.
¿Y si la Fed mantiene el mensaje de marzo? En ese caso, los mercados deberían seguir trabajando, como lo vienen haciendo durante todo este año, sobre la base de que la reducción de los tipos aún se hará esperar unos meses. Eso sí, precisamente porque los inversores ya vienen desenvolviéndose en ese escenario, tampoco debería tener un impacto demasiado fuerte en las cotizaciones. De hecho, el índice norteamericano Dow Jones ha renovado continuamente sus máximos históricos desde la última reunión de la Fed.
En cambio, el verdadero peligro sería que la entidad estadounidense se mostrara más preocupada por los precios o por la debilidad del crecimiento que en la cita de marzo. Ambos extremos sí perjudicarían a los parqués: el primero, porque dejaría entrever que la Reserva Federal no descarta retomar la subida de los intereses, detenida en agosto del año pasado; y el segundo, porque incrementaría el temor a una recesión en Estados Unidos.
Subidas en el BCE y el Banco de Inglaterra
Las cosas parecen más claras en las reuniones que tendrán lugar a este lado del Atlántico. Por lo que respecta al BCE, tampoco se esperan movimientos en los tipos de interés, que de este modo seguirían en el 3,75 por ciento. Al mismo tiempo, todo apunta a que la institución europea confirmará un nuevo repunte del precio del dinero para la siguiente reunión, que se celebrará el 6 de junio. Ya anticipó esta posibilidad en la cita de abril, por lo que los inversores europeos lo tienen asumido.
En cuanto al Banco de Inglaterra, sería una sorpresa que no aumentara los intereses un cuarto de punto, hasta el 5,5 por ciento, para contener una inflación que se encuentra en su punto más alto en 15 años. De este modo, los tipos ingleses superarían ya a los norteamericanos, algo que podría reforzar la escalada de la libra, que en abril ya superó el nivel de los 2 dólares frente a la divisa estadounidense por primera vez desde 1992.