
ALCOA
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Todo el mundo esperaba ayer como nieve de enero los resultados del gigante del aluminio Alcoa, que se consideran una indicación muy fiable de cómo va a ser la temporada de las empresas del S&P 500 y, más aún, de cuál es la verdadera situación de la economía. Algo muy relevante en momentos tan inciertos como los actuales.
Estas grandes expectativas se llevaron una decepción porque la primera empresa del Dow Jones dio unas cuentas mucho peores de lo esperado. Además, las dio con una enorme confusión de conceptos contables (con y sin extraordinarios, con y sin cargos excepcionales...), lo que hizo que varios medios norteamericanos se hicieran un lío y publicaran interpretaciones contradictorias. Hasta el mercado tuvo que suspender su cotización hasta que se aclarasen las cosas.
Una vez que se aclararon, la escena fue muy decepcionante. El beneficio sin ciertos extraordinarios fue de 1 centavo por acción, cuando el consenso de analistas esperaba 6. Sin esos extraordinarios la empresa habría perdido 28 centavos por acción, 277 millones de dólares; una pérdida menor que la de hace un año pero pérdida al fin. Además, aunque las ventas superaron las previsiones de los analistas, registraron una nueva caída del 4,5% hasta 5.430 millones.
Alcoa (AA.NY) justificó estos malos resultados por la caída del dólar y por la subida de los costes de la energía, en especial la electricidad, después de mantenerse bajos durante la mayor parte de 2009 por la recesión económica. Esta subida de costes anuló el efecto positivo del alza del aluminio, de un 18% en el trimestre.
La reacción del mercado fue contundente: el valor se desplomó en el 'after hours' después de subir el 2,53% en la sesión ordinaria. Llegó a caer el 6% y acabó con un descenso del 5,04% hasta 16,55 dólares. Parece que se cumple el análisis publicado ayer por Bolságora según el cual es probable que el valor caiga al soporte de 15 dólares antes de atacar la resistencia de 19.
Más allá, si Alcoa es un indicador de cómo va a ser la temporada de resultados, tenemos que prepararnos para lo peor. De hecho, en el tercer trimestre la compañía sorprendió con un beneficio inesperado y adelantó una temporada mucho mejor de lo previsto, salvo algunas importantes excepciones. Si la historia se repite ahora será especialmente dolorosa, porque hay grandes expectativas de que en el cuarto trimestre las empresas abandonen definitivamente la crisis y empiecen a basar su crecimiento en la mejora de ingresos, no sólo en los recortes de costes.
Pero esta correlación -como todas- no es perfecta y hay excepciones a la regla. Así que habrá que esperar a ver qué nos van contando el resto de pesos pesados de Wall Street (esta semana darán cuentas también Intel y JP Morgan). Lo de Alcoa no es más que el inicio del baile, no el baile en sí. Y quedan muchos bailarines por salir a la pista a demostrar qué saben hacer.