
Llevamos oyendo desde el principio de 2009 que los bonos estaban sobrevalorados, que había mucho más riesgo de perder que ganancia potencial, que se estaba formando una burbuja por el exceso de liquidez sin respaldo fundamental, que el aluvión de emisiones de los Gobiernos tenía que tirar los precios...
Pero el caso es que ninguna de estas profecías se ha cumplido y, de hecho, la deuda ha sido uno de los activos más rentables del año.
Pero este escenario puede haberse agotado y todas estas profecías bajistas parecen estar a punto de cumplirse por fin. En las últimas semanas, la deuda pública ha sufrido un sonoro batacazo en precio y una escalada de su rentabilidad, que ha superado el 3,8% en el bono a 10 años de EEUU. Y cada vez más analistas piensan que se avecina una enorme tormenta sobre la deuda, lo que hace aconsejable salirse corriendo de este activo.
Dan Deigham, presidente de una firma independiente de asesoramiento, asegura que su mayor temor es el mercado de bonos, donde espera un desastre. Su principal argumento es que los tipos de interés van a subir en 2010, algo que inevitablemente van a descontar los bonos con caídas en precio severas.
Una señal de lo que avecina es el resultado de las últimas subastas del Tesoro de EEUU. El lunes, subastó 44.000 millones de dólares en bonos a dos años, que obtuvieron una escasa demanda y tuvieron que pagar un interés por encima de lo esperado. "Creo que está claro, con lo que está pasando en diciembre, que es momento de salirse de la deuda, porque la curva de tipos se está empinando (está aumentando la diferencia entre tipos a corto y a largo plazo)", concluye este analista.
Esta teoría es la que sostienen la mayoría de los analistas españoles para explicar si el Gobierno podrá colocar toda la deuda que necesita para financiar el déficit: que podrá hacerlo pero tendrá que pagar tipos más altos por ella, bastante superiores a los de 2009. Los bancos centrales van a ir retirando la liquidez ilimitada que proporcionaban hasta ahora y, además, los inversores van a exigir una remuneración mayor ante la perspectiva de subidas de tipos.
Los analistas también advierten de que los que no se salgan ahora de los bonos van a encontrarse con que liquidar una cartera de deuda es más difícil que una de bolsa. Por otro lado, como señalaba recientemente Bolságora, el empinamiento de la curva de tipos suele ser históricamente una gran señal de compra en bolsa, que coincide además con rupturas alcistas en índices como el Nasdaq.