Bolsa, mercados y cotizaciones

¿Qué hay detrás del golpe de Trump al cobre? Así es la industria del 'nuevo' petróleo que factura más de medio billón al año

  • EEUU impondrá desde agosto un gravamen del 50% a las importaciones...
  • ... lo que ha disparado hasta máximos históricos a los futuros del 'oro rojo'
  • El mercado, pendiente del impacto en la inflación y las cuentas de las empresas

Trump lo vuelve a hacer, esta vez, con el cobre. Los precios del oro rojo en Estados Unidos se disparaban en las últimas horas después de que el presidente de los Estados Unidos anunciara un arancel, un impuesto en la práctica, del 50% a las importaciones del metal. Los contratos de futuros con vencimientos el mes que viene en Estados Unidos registraron este martes su mayor subida intradiaria desde 1968 y, mientras, el secretario de Comercio del republicano, Howard Lutnick, mantenía en pie la ofensiva aclarando que la entrada en vigor del gravamen será el próximo 1 de agosto "o incluso antes", llegó a decir en la CNBC.

El cobre, incluido ya en la lista de víctimas de los vaivenes arancelarios de Trump, amenaza desde ahora con sumar presión a una inflación que la Reserva Federal (Fed) admite no tener completamente bajo control.

Este paso adelante, justificado bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión del Comercio de 1962, busca "reconstruir la producción estadounidense" de un metal que Trump considera "estratégico para sectores clave como vehículos eléctricos, defensa, semiconductores y bienes de consumo". Sin embargo, los analistas advierten que esta política proteccionista podría tener efectos contraproducentes, especialmente considerando que Estados Unidos importa aproximadamente el 40% de su consumo de cobre.

Además, promete configurar un nuevo mundo de alianzas comerciales globales: Chile, que suministra el 23% de la demanda mundial de cobre, se enfrenta a la perspectiva de perder su mayor mercado de exportación. Perú, el segundo productor mundial, podría verse obligado a reorientar sus exportaciones hacia Asia y China, que procesa el 60% del cobre mundial, tiene margen para acelerar sus inversiones en capacidad de reciclaje con el ánimo de reducir su dependencia de las importaciones.

Considerado por muchos como el termómetro de la economía global por su uso transversal en la industria, el cobre forma parte de la cadena de valor del sector de la construcción, la tecnología o la energía. Y, además, arrastra un problema de base que ha amplificado el alcance de la medida de Trump en las últimas horas: según la Bolsa de Metales de Londres, los inventarios del metal cayeron un 22% interanual en el primer trimestre de 2025, mientras que los almacenes chinos registraron una disminución del 35%. Un contexto de inventarios históricamente bajos que explica parte de la reacción exagerada del mercado por Trump.

De hecho, los precios del cobre en Nueva York llegaron a cotizar en la madrugada del pasado martes con una prima "sin precedentes" del 25% sobre los futuros de Londres. Para Citi, este es un "punto de inflexión" en el mercado del oro rojo en el que, históricamente, aranceles de esta magnitud han provocado una reducción de la demanda doméstica de hasta el 20% en el año y medio posterior a la imposición de las trabas. Mientras, en Jefferies restan importancia al anuncio alegando que "Estados Unidos no tiene capacidad suficiente de extracción y refinado para ser autosuficiente".

Así, Goldman Sachs mantiene una perspectiva optimista y sostiene su proyección de un precio promedio de 9.890 dólares por tonelada para la segunda mitad de 2025, anticipando incluso un pico de 10.050 dólares en agosto. Aún así, la entidad reconoce un déficit estructural en el mercado, estimado en 180.000 toneladas para este año y 250.000 para 2026. Sin embargo, advierte que la imposición de aranceles podría acelerar la sustitución del cobre por aluminio en determinadas aplicaciones industriales, lo que podría moderar la demanda en el medio plazo.

Y la perspectiva de JPMorgan pone el foco en la demanda. Según sus modelos, cuando los precios del cobre superan los 9.500 dólares por tonelada, la demanda china experimenta una sensibilidad del 9%, lo que podría limitar el alcance de los aumentos de precios. Además, la firma proyecta que "las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China podrían intensificarse", creando volatilidad adicional en los mercados.

En cambio, Bank of America se distingue por su enfoque en los sectores de consumo final. La firma proyecta que la demanda creciente de vehículos eléctricos añadirá 1,2 millones de toneladas de demanda adicional de cobre a lo largo de este año, mientras que la expansión de la infraestructura de energías renovables contribuirá con otras 800.000 toneladas. Sin embargo, sus analistas advierten que "la implementación de aranceles podría desacelerar la adopción de vehículos eléctricos por los costes incrementales".

La industria observa paciente

A pesar del terremoto la industria minera ligada a la extracción de cobre no pone (todavía) en precio en bolsa el anuncio de Trump. Los movimientos para acciones como Freeport-McMoRan, Glencore o Anglo American apenas han sido de unas décimas porcentuales en las últimas horas, pero nada se da por hecho porque el ataque del estadounidense amenaza de lleno a una industria con una capitalización conjunta de más de 411.000 millones de euros y una facturación anual, al menos de las diez mayores empresas del sector, que supera el medio billón de euros.

Entre ellas, destaca la suiza Glencore con un valor de mercado de más de 42.000 millones de euros e interés en el negocio del cobre. A pesar de la caída en bolsa acumulada en lo que va de año de más del 16%, según datos de FactSet, es el valor al que los analistas le ven un mayor recorrido por delante durante los próximos doce meses en un entorno de volatilidad que, entienden, le permitirá a la europea sacar partido de su división comercial, obteniendo mejores márgenes en el corto plazo.

Por su parte, el gigante chino Zijin Mining, el gran ganador bursátil del año, con un alza en sus acciones del 28,2%, sigue reforzando su estrategia de diversificación geográfica y lo apuesta todo a un crecimiento sostenido de la producción, así como en su capacidad para redirigir exportaciones y aprovechar la demanda asiática y europea.

En Estados Unidos, el foco lleva días puesto en Freeport-McMoRan, posicionada como una de las principales beneficiarias de los aranceles. Su integración vertical -desde la extracción hasta el refinado- y su peso en la producción doméstica son catalizadores disponibles para capturar márgenes superiores en un mercado ahora tutelado por Trump.

Tampoco están mal posicionadas Anglo American por su exposición al mercado de Estados Unidos -y la diversificación con proyectos en Sudamérica y África- o la chilena Antofagasta que podría mitigar el impacto de los gravámenes de Trump por el acuerdo de libre comercio entre Santiago de Chile y Washington.

Mención aparte merece el gigante australiano BHP que, por su escasa exposición a EEUU y los desafíos regulatorios en proyectos como Resolution Copper en Arizona, contiene la respiración por lo que pueda pasar. De momento, el mercado no le ve potencial a la acción y recomienda "vender" ante una caída en bolsa de más del 10% en lo que va de ejercicio.

En un mundo que se electrifica a una velocidad de vértigo, el control de los recursos de cobre se ha convertido en una ventaja competitiva nacional. Así lo entiende Trump y así se lo quiere hacer entender al mundo.

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