Aunque ha pasado casi una semana, no debemos olvidar que el inicio de la cuesta abajo que condujo a la confirmación bajista de anoche fue la presentación de un nuevo plan de rescate, en teoría el definitivo, del sector financiero por parte del secretario del Tesoro, Tim Geithner. La falta de concreción del plan y la consiguiente incertidumbre anularon las expectativas positivas y dieron paso al desastre. La bolsa no está para tonterías.
Y hoy tenemos la presentación de otro plan que, a pesar del precedente de la semana pasada, suscita grandes esperanzas en los alcistas: el de subvenciones para los hipotecados con problemas. Si Geithner y Obama siguen el ejemplo de la Fed y anuncian programas con todo lujo de detalles y tienen una fecha de puesta en marcha cierta -y se cumple-, el efecto en el mercado puede ser muy diferente, es decir, benéfico.
En efecto, la Reserva Federal ha anunciado numerosos programas para apoyar a los mercados y en todas las ocasiones esos planes estaban listos para ponerse en marcha (salvo el TALF, que fue retrasado) o al menos tenían un calendario público para ello. Es más, la Fed ha tratado de llevarlos a la práctica con rapidez.
Por el contrario, el nuevo Gobierno norteamericano no parece comprender bien qué necesita oír el mercado. No obstante, hoy podría ser diferente porque la Fed tiene un papel muy importante en los programas del Tesoro, que necesita el apalancamiento que le ofrece el banco central para convertir 200.000 millones de dólares en créditos por valor de 2 billones.
Por eso, el analista Tom Crescenzi afirma en TheStreet.com que, "a riesgo de tratar de coger los cuchillos que caen, apuesto por el éxito de la presentación del miércoles y sólo espero que Geithner oyera el mensaje de la semana pasada alto y claro".
"Más importante, apuesto a que Obama reconoce que necesita a Wall Street para arreglar los problemas de Main Street" (los norteamericanos distinguen con estos nombres de calle la economía financiera de la real). Así las cosas, Geithner habló la semana pasada para la calle equivocada -Main Street- y hoy tiene que dirigirse a Wall Street si no quiere que se repita la historia.