El presidente de la Fed, Ben Bernanke, compareció ayer ante el Comité Económico Conjunto del Congreso, donde ofreció una visión cuidadosa y equilibrada de la economía (una curación gradual en el contexto de una previsión todavía floja para el crecimiento y el empleo), reiteró la mejoría de la banca y de las condiciones financieras en casa y se refirió a los problemas de Europa (reconociendo que suponen un lastre para EEUU).
Los puntos más interesantes relacionados con su política son los siguientes, según destaca en un artículo en CNBC.com el co-director de inversiones de Pimco, Mohamed El-Erian:
1. Tanto en su discurso escrito como en las respuestas a las preguntas, Bernanke se esforzó mucho por cambiar el centro de atención de la política monetaria hacia otras áreas, en concreto la fiscal. Eso se desprende de su falta de concreción sobre las acciones futuras de política monetaria y de su comentario de que se sentiría mucho más cómodo si el Congreso asumiera algo de la carga que soporta la Fed.
2. Si esta interpretación es correcta, Bernanke está siguiendo el ejemplo de Mario Draghi, el presidente del BCE. Draghi ha estado inusualmente elocuente en las últimas semanas sobre la necesidad de que los políticos den un paso adelante en Europa y asuman sus responsabilidades; y ha dejado claro del peligro de que confiar solamente en el BCE puede acabar ofreciendo un puente a ninguna parte.
3. Todo esto es coherente con la creciente visión en círculos académicos y políticos de que el activismo extraordinario del banco central cada vez es menos efectivo. El propio Bernanke se refirió a ello en la ronda de preguntas. Y eso deriva de unos beneficios esperados menores de estas políticas y a la vez de un mayor riesgo de daños colaterales y consecuencias inintencionadas.
4. Los bancos centrales se están volviendo más matizados y diferencian entre la voluntad política, la capacidad y la efectividad. Nos dicen que tienen voluntad de hacer más si las condiciones se deterioran; la capacidad está ahí aunque reducida por unos instrumentos de política imperfectos; y la efectividad ya no es lo que era.
Con una comprensible mentalidad dominante de corto plazo -después de todo, tenemos un escenario "inusualmente incierto"- deberíamos esperar que los mercados se sigan liando con lo que los banqueros centrales creen que debería estar más claro. El escenario más probable es una volatilidad continua con períodos alternos de preferencia y aversión por el riesgo, concluye El-Erian.