
La cáscara del café se ha considerado durante décadas una especie de basura, que terminaba en los vertederos o como mucho se usaba para generar fertilizantes para el campo. Sin embargo, la situación para este 'desecho' ha cambiado de forma drástica en poco tiempo. Tanto es así, que hoy el precio de la cáscara de café supera al del propio grano.
Aida Batlle tiene gran culpa de esta tendencia. Batlle cultiva café en los campos de su familia en El Salvador. Durante décadas, su familia no prestó atención a la cáscara del café, que se usaba para fabricar fertilizantes baratos y cuando no merecía la pena se tiraba a la basura directamente.
Un día, Batlle pasó por delante de un montón de cáscaras amontonadas al sol. La empresaria se detuvo y se percató del agradable olor que despedían esas pieles que envuelven el grano de café y se le ocurrió que se podría hacer algo de valor con ellas.
Batlle decidió sumergir y empapar las cáscaras en agua calientes y probar el líquido: "Inmediatamente comencé a llamar a clientes para que lo probasen", asegura la empresaria a Bloomberg.
La cáscara está de moda
Más de una década después, la cáscara de café está viviendo un boom y se está añadiendo a decenas de bebidas, incluso Starbucks está introduciendo diferentes derivados del café realizados a partir de la piel del grano de café. Ahora, la cáscara cuesta un 480% más que el propio grano de café. El precio es de poco más de 14 dólares por kilo, mientras que el del grano de café vale 2,5 dólares el kilo.
Desde la firma Cafés Candelas aseguran en su blog que la cáscara tiene cafeína y que es rica en antioxidantes. Se pueden hacer varias infusiones con un sabor interesante.
En forma de infusión en una proporción de (12g de cáscara por 300ml de agua) dejando reposar 4 minutos. Con una prensa francesa. En este caso se añade un poco más de cáscara (aproximadamente 30g) a los 300ml de agua. Se deja reposar también 4 minutos y se presiona firmemente.
Normalmente la infusión de cáscara de café tiene notas de vainilla, cereza y madera. Al subir la proporción de cáscara sobre agua, el sabor recuerda más a la fresa, la mora o incluso al cacao. No obstante, se pueden realizar varias combinaciones como añadir canela, cacao o jengibre, que pueden dar un toque diferenciador a la infusión.
Desde Cafés Candelas destacan que gracias a esta nueva tendencia, cada vez son más los productores que no desechan la cáscara de sus cosechas. Antes, gran parte de la cáscara acababa en los cauces de los ríos, contaminando el entorno. De esta forma, los agricultores han encontrado la manera de que sus cultivos sean más eficientes y respetuosos con el medioambiente. Además, la exportación de cáscara se está convirtiendo en una nueva fuente de ingresos.