
La Cuenca Pérmica, el yacimiento petrolífero más activo de los EEUU, se está acercando a su límite en lo que se refiere al transporte de petróleo a través de los oleoductos que salen de los propios campos de petróleo. La situación se puede agravar aún más porque tendrá que pasar al menos otro año hasta que las nuevas inversiones comiencen a normalizar la situación con más oleoductos. Mientras tanto, la única opción será enviar el petróleo a través de otros medios mucho más caros y que podrían restar toda la rentabilidad al petróleo de este yacimiento.
Los más de 3 millones de barriles diarios que se producen en la Cuenca Pérmica, situada entre Texas y Nuevo México, están a punto de igualar la capacidad de los oleoductos que actualmente transportan el crudo a las refinerías y puertos más cercanos, que se encuentran a unos 805 kilómetros de la cuenca.
Hasta que la capacidad de transporte se amplíe, la cantidad de producción que rebasa la capacidad de los oleoductos podría incrementarse hasta alcanzar los 900.000 barriles diarios en 2019, según Samir Kayande, director de RS Energy Group en Calgary, en declaraciones a Bloomberg.
No se prevé la apertura de nuevos oleoductos significativos hasta el segundo semestre de 2019, cuando está programado que dos tuberías independientes sumen una capacidad diaria combinada de 1,2 millones de barriles más. Hasta que esto no suceda, el petróleo que se extrae de la Cuenca Pérmica será menos rentable porque habrá que transportarlo en trenes y camiones cisterna, lo que incrementa el coste de forma considerable, según la agencia de noticias estadounidense.
"Nuestra experiencia indica que el petróleo encontrará la manera de fluir, ya sea en camiones o trenes, sólo que a los productores no les gustará el precio", explica Kayande por teléfono. "Es posible que el crecimiento de la producción se retrase por este motivo. Esto forma parte del territorio desconocido en que nos encontramos".
Transportar por tren un barril de crudo desde la Cuenca Pérmica a la Costa del Golfo cuesta unos 8 dólares, frente a los 10 dólares por barril en el caso del transporte en camiones, según la analista de Bernstein Jean Ann Salisbury. Por cada 100.000 barriles de petróleo transportados por oleoductos se requieren unos 250 camiones que hagan dos viajes diarios de ida y vuelta a través de Texas.
Aumento de los costes
El transporte en camiones sería una de las opciones más probables, puesto que los trenes son más limitados. Esto supondrá un coste adicional importante "en especial dado que los costes de mano de obra de este transporte están aumentando marcadamente en Texas", según revelan los expertos de Goldman Sachs en una nota a los inversores. El aumento de los costes podría comenzar a frenar el auge de la Cuenca Pérmica este verano, según Damien Courvalin, director de investigación de energía de Goldman.
A la postre, aunque extraer el petróleo en esta cueca es relativamente barato, el precio del transporte se suma al precio final del petróleo, por lo que otro crudo extraído de otros yacimientos que sí cuentan con la capacidad de transporte más eficiente sería más atractivo para las refinerías y las empresas que venden los derivados del petróleo.
"La Cuenca Pérmica se enfrenta a un desafío en los próximos 12 meses", señala Courvalin en una entrevista telefónica con Bloomberg. "Debido al veloz ritmo de crecimiento de la producción que hemos visto este año, probablemente lleguemos al cuello de botella en algún momento de este verano. En ese momento, será mucho más difícil ver el mismo ritmo de crecimiento de la producción que se vio en los últimos seis meses".
Plains All American Pipeline y EPIC Midstream han anunciado que sus oleoductos, que transportarán 585.000 y 590.000 barriles diarios, comenzarán a funcionar en torno a abril o mayo del año que viene. Está previsto que en 2019 empiecen a operar cinco nuevas tuberías, de acuerdo con los pronósticos de las empresas, lo que sumará una capacidad diaria de más de 1,5 millones de barriles.
Pero hasta que esto suceda, el problema de los oleoductos reducirá los márgenes de las empresas de exploración que no hayan reservado espacio en las tuberías actuales porque tendrán que recurrir a vagones de tren y camiones para transportar su petróleo.
Un crecimiento sin parangón
A mediados de 2016, en la Cuenca Pérmica se estaban produciendo menos de dos millones de barriles de petróleo por día. Sin embargo, las características de este yacimiento permiten extraer mucho crudo a un precio reducido, lo que ha estimulado la producción de forma extraordinario una vez que los precios del crudo han comenzado a subir. El barril de Brent supera ahora los 71 dólares, mientras que en febrero de 2016 se encontraba por debajo de los 30 dólares.
Estas ricas formaciones están apiladas en un espacio relativamente pequeño que convierten a esa zona en un 'caramelito' para las petroleras y perforadoras, que logran rentabilizar cada barril. El bombeo de petróleo en la Cuenca Pérmica se ha mantenido en crecimiento continuo durante los últimos años, a pesar de que los precios del petróleo cayeron por debajo de los 30 dólares el barril. El resto de regiones tuvieron que reducir su producción durante la parte más dura del temporal ante la complejidad de rentabilizar la extracción de crudo a unos precios tan bajos.
Esta región ha producido petróleo de forma estable durante décadas, pero ha sido la revolución del fracking (fracturación hidráulica) la que ha revitalizado la zona.
La técnica del fracking permite sacar petróleo de formaciones poco permeables. A grosso modo, esta técnica consiste en la perforación del suelo hasta alcanzar las capas rocosas que contienen el petróleo. Después se introduce en el pozo creado un conducto que producirá la fracturación hidráulica a través de la expulsión a presión de agua, arena y químicos. El agua a presión fractura las rocas, mientras que los granos de arena mantienen abiertas las fisuras de las rocas para que el crudo vaya fluyendo hacia el pozo