Volverá a jugar fuerte esta semana como referencia de los mercados de acciones y bonos. Una nueva ola de calor se apróxima al mercado en forma de especulación sobre el suministro...
No es nada nuevo. Es lo que sucede año tras año desde hace cinco. La llegada de la drivingseason (temporada estival) dispara los temores de un estrangulamiento de la oferta por la alta demanda. Y el mercado comienza a descontarlo.
El Brent y el West Texas, los dos barriles de referencia en Europa y Estados Unidos, cotizaron ayer con nerviosismo por este motivo. Los contratos con entrega a un mes vista son ya los de mayo, que coinciden con el inicio de la época de mayor consumo de gasolina, la citada drivingseason en la que los estadounidenses cogen el volante con más asiduidad por el buen tiempo.
Hoy el mercado se enfrenta a una nueva cita con los datos de reservas comerciales de crudo en EEUU. "Las últimas referencias muestran una notable caída de las importaciones de crudo y una fuerte demanda de gasolina", señalan Paul Horsnell y Kevin Norrish, analistas de materias primas del banco británico Barclays Capital.
Y Nigeria se ha consolidado como foco de preocupaciones, debido a los atentados y sabotajes en oleoductos. El país africano es uno de los miembros de la OPEP que no puede garantizar al cien por cien que la semana que viene seguirá bombeando crudo. Hoy produce un 26 por ciento menos que hace un mes por su crisis interna.
¿Hay algo más que deba preocuparle al crudo? Sí. El jueves se reúnen varias potencias occidentales para dar una respuesta a Irán en la crisis diplomática desatada por reanudar su programa nuclear a expensas de las Naciones Unidas.
La puntilla puede venir del cielo
"La temporada de huracanes de 2006 comienza a aparecer en el horizonte de preocupaciones para el mercado. De forma temprana parece que será más activa de lo normal", señalan Horsnell y Norrish. En 2005, los ciclones Katrina y Rita provocaron récords de cotización del crudo en el entorno de los 70 dólares.
Ahora, en máximos de siete semanas, los precios del petróleo vuelven a amenazar con tormenta para el resto de mercados: bolsa y deuda principalmente, sin olvidar su potencial influencia sobre inflación y, por ende, los tipos de interés. El panorama no invita al optimismo.