
Hacer cola durante varias horas para comprar un décimo de Lotería de Navidad en un administración que tiene fama de afortunada, comprarlos con una fecha determinada, elegir un número según las estadísticas... Muchos participantes del sorteo suelen escudarse en razones 'lógicas' para evitar pensar que siguen, simplemente, un instinto supersticioso.
"La superstición es un mecanismo perfecto para asegurar nuestra persistencia conductual. ¡Sigue buscando soluciones, no te pares! Si hay una sola oportunidad de conseguir el resultado deseado es mucho más probable que lo logremos haciendo algo que quedándonos parados" explica Helena Matute, catedrática de psicología experimental de la Universidad de Deusto.
Según las estadísticas, la probabilidad de que a una persona le toque un premio (incluidos reintegros) de los que se sortean el próximo 22 de diciembre en la Lotería de Navidad es sólo de 15 por ciento. Es decir que matemáticamente, la mejor opción es no jugar tal y como postula David Martín de Diego, del Instituto de Ciencias Matemáticas (CSIC-UAM-UC3M-UCM). "Da igual cuándo y dónde se compre un número ya que la probabilidad será siempre la misma", afirma con rotundidad.
Pero es inevitable que muchos de los participantes busquen un número "bonito", el de su código postal, el de la fecha de su boda..."Es muy común que la gente busque números que reflejan hitos históricos, como el Mundial de fútbol ganado por España el año pasado, la caída de las torres gemelas,.. También acontecimientos sociales importantes. Este año por ejemplo, el número de la boda de la duquesa de Alba (51011) está agotado", afirman los loteros de la administración Ventura24.
"La tendencia humana hacia la superstición es tan antigua como nuestra propia especie. Basta pensar en las antiguas danzas de la lluvia, por poner un ejemplo del que todos hemos oído hablar", dice Matute. "Cuando algo como la lluvia, nos faltaba, y además estaba fuera de nuestro control, tratábamos de conseguirlo por todos los medios disponibles, incluso bailando. Después llovía (antes o después siempre lo hace), y esta casualidad reforzaba nuestra superstición, luego seguíamos bailando".
La ignorancia matemática
Ese afán que tienen muchos por participar en algo que saben que es improbable, pero al suponerles un desembolso lo dotan de significado, hace que los números del 1 al 31 sean de los más demandados. Dentro de ese espectro son los impares los que tienen más éxito, y eso pese a que el Gordo ha caído en más ocasiones en par (103 frente a 92). Este año, por ejemplo, las terminaciones que más se están vendiendo son el 15, el 22, el 7, el 11 (por ser el año en el que estamos), el 33, el 9, el 5 y el 13.
Como curiosidad cabe destacar que el número de la mala suerte es precisamente el que gana en cuanto a demanda. "En los últimos días al sorteo es bastante complicado encontrar un número acabado en 13, pese a que nunca el Gordo ha caído en este número", afirman desde Ventura24.
Pero las supersticiones no sólo se afectan a los números, también en el lugar donde se hace la compra. Así, como cada año, las colas para conseguir un décimo de la administración de Doña Manolita en Madrid, La Bruja de Oro en Sort o Valdes en Barcelona, suponen varias horas de espera. Aunque esto se debe a que cuanta más gente compra en un mismo sitio más posible es que caiga ahí el premio.
"Hacer cola para comprar un número en una determinada administración es simplemente absurdo", afirma el matemático Martín de Diego y señala que las administraciones juegan "legítimamente con la ignorancia matemática de la población española".