Inversion a Fondo

Wall Street celebra en máximos el primer año de Trump

  • La bolsa ha aumentado en 5,2 billones de dólares desde las elecciones

"Estamos en una burbuja grande, gorda y fea", sentenciaba el por entonces todavía candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump. Era finales de septiembre del año pasado y esa fue una de sus muchas granadas de mano para atacar a su enemiga política, la demócrata Hillary Clinton, durante el primer debate televisado en la ardua carrera por la presidencia de Estados Unidos.

El desenlace es de sobra conocido por todos. Sin embargo, en el primer aniversario desde que Trump saliera victorioso en su hazaña por ocupar el Despacho Oval, el Dow Jones ha registrado hasta cuatro zancadas de mil puntos cada una, algo que, según Jamie Farmer, director gerente de S&P Dow Jones Indices, "no ha ocurrido nunca desde la creación de este indicador en 1896".

Y es que lo cierto es que el caos brindado por la administración Trump desde su desorganizado y polémico desembarco en la capital del país, no ha perturbado lo más mínimo el infatigable ascenso de la bolsa americana. Una escalada que comenzó en marzo de 2009 y que los desatinos del novel gobierno de este empresario inmobiliario convertido en líder de la primera potencia mundial no han podido parar. De hecho, en la ya cotidiana y velada confusión que caracteriza su gestión, Trump ha olvidado por completo aquello de la burbuja y se ha apropiado por completo de la euforia bursátil del último año.

"La bolsa ha aumentado en 5,2 billones de dólares desde las elecciones del 8 de noviembre, un aumento del 25%. El desempleo es el más bajo en 16 años" tuiteaba el pasado 11 de octubre el propio Trump en uno de sus proyectiles lingüísticos de 140 caracteres a los que los inversores y empresarios ya están más que acostumbrados. Diez días más tarde, el presidente volvía a la carga con otros mensajes para celebrar los 5,3 billones de dólares acumulados por la renta variable desde que se conociera su victoria electoral. Esta vez, eso sí, el gancho llegó en contra de los medios a los que el republicano acusó de "no pasar mucho tiempo" informando sobre ello.

Una acusación infundada ya que los principales medios especializados, desde el Wall Street Journal, Financial Times pasando por Bloomberg, MarketWatch o la CNBC no han hecho más que seguir religiosamente cada movimiento del mercado, especialmente desde el pasado 8 de noviembre, cuando el triunfo de Trump no sólo dejó boquiabierto al mundo sino que desató un rally que no se tardó en bautizar con el nombre del 45 presidente del país. Durante las dos semanas posteriores al desenlace electoral, el S&P 500 sumó una rentabilidad del 3%, en lo que muchos expertos proyectaron como el inicio de una nueva era marcada por la desregulación, los recortes de impuestos y la inversión en infraestructuras.

El fin de una brutal campaña electoral y el elenco de propuestas barajadas por Trump, quien además contaba con la ventaja de la hegemonía republicana en la Cámara de Representantes y el Senado, pronto se tradujo en un soplo de optimismo. El Dow superó los 19.000 puntos por primera vez el 22 de noviembre y el 25 de enero marcó la cifra redonda de los 20.000. Por aquel entonces, Peter Tuchman, director de operaciones de Quattro Securities, alababa a pie de parqué de la New York Stock Exchange la agenda económica del ya presidente y recordaba que esta no haría más que impulsar el crecimiento. "En general me siento muy animado por lo que he visto hasta ahora y por eso creo que mantendremos la racha alcista durante un tiempo", respaldaba Jason Blatt, director de operaciones de Deep Value.

Tres mil puntos más tarde, ambos siguen manteniendo el mismo optimismo de por aquel entonces. Eso sí, en los 10 meses desde que el republicano juró su cargo, su administración no ha implementado muchas de esas políticas.

Promesas incumplidas

La Ley de Cuidado de Salud Asequible sigue vigente y, con ella, el mandato de que los empleadores proporcionen cobertura para las empresas con más de 50 empleados. Los esfuerzos de Trump por desmantelar el Obamacare son tales que el mandatario tomaba recientemente la decisión de recortar parte de la financiación para su subsistencia. Por su parte, la reforma tributaria todavía se encuentra en la trastienda del Capitolio a la espera de que los republicanos en el Senado y el Congreso logren aunar posiciones para su próxima aprobación. Paralelamente, aunque Trump está avanzando con éxito con su agenda de desregulación en algunas áreas y sectores, reformas como la Dodd-Frank, permanecen actualmente básicamente intactas.

"A comienzos de año estimaba que el mercado era demasiado optimista sobre las perspectivas de un estímulo fiscal y mantengo la misma idea. Éste no llagará por lo menos hasta 2018 y más que una reforma, como se ha querido vender, no es más que una modesta rebaja de impuestos", explica Robert Doll, estratega jefe de renta variable en Nuveen Asset Management. Este experto incide en recalcar una idea que se defiende a ultranza entre el mercado. "La racha alcista que vivimos en estos momentos no está respaldado por el plan tributario. Los catalizadores son los fundamentales. Crecimiento económico y mejora de beneficios", aclara.

Prueba de ello está en la forma en que los mercados han ignorado algunas de las polémicas más sonadas del comandante en jefe de EEUU. El pasado 25 de enero de 2017, cinco días después de su inauguración, Trump repitió su afirmación infundada de que millones de inmigrantes indocumentados votaron ilegalmente en las elecciones de noviembre. También rubricó una orden ejecutiva que ordenaba la construcción de su muro fronterizo con México mientras que un comité de la Cámara anunció que comenzaría a investigar una posible interferencia rusa en las elecciones. El S&P 500 optó por marcar un nuevo hito histórico.

El 9 de febrero, un tribunal de apelaciones se negó a restablecer el controvertido veto migratorio de Trump mientras la prensa comenzó a filtrar como el malogrado Michael Flynn, por aquel entonces el director del Consejo de Seguridad Nacional de la administración Trump había hablado sobre las sanciones de EEUU a Rusia con el embajador ruso en Washington antes de que el presidente asumiera su mandato. De nuevo, el indicador bursátil de referencia en Wall Street batió records de nuevo. Lo mismo ocurrió una semana después del 17 de mayo, cuando el New York Times filtró que el ex director de FBI, James Comey, contaba con un memorando que probaba como el presidente intentó interferir en la investigación sobre Rusia.

Una dinámica que se ha venido repitiendo continuamente durante los últimos meses pese a la retahíla de desatinos por parte de la Casa Blanca y su principal inquilino. Una nueva era donde Trump, a golpe de tuit, ha seguido criticando a distintas compañías, desde Boeing a General Motors pasando por Amazon. Curiosamente, muchas de ellas son las que mejor se han comportado desde el pasado 8 de noviembre. Sólo el fabricante aeronáutico estadounidense ha sumado un 88%.

Independientemente del efecto Trump, que algunos reducen a un mero espejismo, Howard Silverblatt, director de análisis de S&P Dow Jones Indices, reitera que aunque este es "un mercado alcista muy longevo" sigue habiendo recorrido pero existen varios pros y contras. Los beneficios empresariales seguirán siendo buenos. El Congreso, "dios lo quiera", está avanzando de nuevo en una posible reforma tributaria, por lo que cualquier reforma que rebaje el impuesto de sociedades supondrá un impulso para los beneficios de S&P 500. Sin embargo, entre las amenazas, "Corea del Norte sigue siendo el principal riesgo", señala incidiendo en que los fundamentos del mercado siguen siendo sólidos.

Con una Reserva Federal que adelgaza ya su orondo balance y tiene previsto materializar una tercera subida de tipos este año o una economía que atisba el pleno empleo mientras avanza a un poco desdeñable ritmo de más del 2%, la coyuntura sigue soplando a favor de las empresas patrias. Un panorama avalado por el crecimiento global y la falta de un repunte claro en la inflación. Un hecho que preocupa a muchos pero que ha vuelto a despertar el mimo de los inversores por el cuento infantil de Ricitos de Oro, un relato al que Trump tiene mucho que agradecer.

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